Las familias, en el mundo, lejos están de asemejarse al modelo típico que se reproduce en las publicidades. En muchos casos, las mujeres deben asumir su embarazo solas, enfrentándose a las dificultades de criar a sus hijos y generar una fuente de ingreso que les permita mantenerse. Por eso, aunque no se suela hablar de ello, las madres solteras conforman un sector vulnerable que, en lugar de protegerse, cada vez se precariza más.
Esto es lo que sucede en Las Ánimas, una localidad mexicana habitada por 513 mil habitantes, de los cuales más de la mitad son mujeres. Muchas de ellas son madres solteras que no han terminado sus estudios y que no tienen un empleo fijo, por lo cual dependen únicamente de su familia, se dedican al hogar o a trabajos domésticos en otras casas.
Conociendo esta realidad, una estudiante de la maestría en gestión para el desarrollo sustentable, Ana Patricia Leyva Zúñiga, lanzó un proyecto dependiente de la Unidad de Ciencias de Desarrollo Regional (UCDR) de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), con el objetivo de lograr ayudar a estas madres a alcanzar la independencia económica y salir de la pobreza.
En su propuesta, la creación de un huerto comunitario sustentable aparece como una solución alternativa para capacitar y emplear a las mujeres en un proyecto productivo que permita el desarrollo local y la creación de puestos de trabajo, apostando además por un paradigma consciente, solidario y responsable con el entorno.
El huerto se realizará respetando (y aprovechando) los saberes de la región y no se utilizará ningún agroquímico. Una propuesta similar también se desarrolló en India, para hacerle frente a la inequidad económica y a la desigualdad de género a través de una propuesta sustentable.
“A través de este tipo de huertos podremos garantizar el abasto de alimento, tanto para las madres solteras como para sus familias. Lo que a su vez ayudará a favorecer el desarrollo económico de la región a través de la comercialización de los productos y, por ende, mejorar la calidad de vida de las familias”, señaló la estudiante.
En este sentido, el diferencial del proyecto es proponer un desarrollo local, pero desde una perspectiva de género. Además, la idea busca poder expandirse a otros municipios y comunidades cercanas, consolidándose como una herramienta para empoderar a muchas mujeres marginadas de la región.