Un estudio argentino reveló que las plantas pueden reconocer a sus parientes, modificando así su comportamiento. El hallazgo puede tener beneficios para la agricultura, ya que implicaría nuevas formas de cultivo para maximizar el rendimiento de las cosechas.
El trabajo indica que si las plantas tienen características genéticas similares, direccionan su crecimiento para interferir al mínimo en el desarrollo de sus vecinas. Para ello amontonan sus hojas, de manera tal que, al mismo tiempo, hacen que sus hojas se ensombrezcan entre sí. Al mezclarlas con otras especies, se pone de manifiesto la competencia por la luz.
El descubrimiento podría aprovecharse en la agricultura, ya que "se podría mejorar el rendimiento en menos espacio y con mayor producción de granos" porque cuando todas las plantas de la hilera apartan sus hojas de los vecinos, cada planta rinde más en producción de semillas, indicó en diálogo con La Nación el doctor Jorge Casal, que lideró el estudio. Es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y jefe del laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas del Instituto Leloir. Destacó, sin embargo, que el trabajo de laboratorio debe aún ser demostrado en grandes extensiones para probar que estos beneficios sean factibles.
"Nosotros sabíamos que las plantas podían percibir a sus vecinas, lo que no sabíamos es que reaccionaban de forma distinta de acuerdo a este parentesco", le explicó Casal a BBC. La forma de comunicación descubierta no sucede por el contacto entre las raíces, ya que las pruebas se realizaron en macetas. En cambio, el reconocimiento se da a partir de los patrones diferenciales de luz y de sombra que producen las plantas vecinas y funcionan como un sello de identidad.
El estudio fue publicado en la destacada revista científica New Phytologist. Para los experimentos utilizaron Arabidopsis thaliana, una especie que se emplea frecuentemente como modelo en los estudios de fisiología vegetal.
"Las plantas nos enseñan que, si nos ponemos de acuerdo, resignar un poco de sí puede redundar en un beneficio para todos", reflexionó Casal en La Nación.