El pidencito (Laterallus jamaicencis) y el burrito (Porzana spiloptera) negruzco son pequeñas aves que se caracterizan por vivir en zonas de vegetación densa, generalmente cercanas a cuerpos de aguas como humedales, canales de regadío y pastizales húmedos.
Son de hábitos crípticos y generalmente crepusculares, lo que las hace casi imperceptibles visualmente ya que pasan el día ocultas en la vegetación. Sin embargo, son vocalmente activas gran parte del año, lo que ayuda considerablemente a su detección.
Esta iniciativa da cuenta de la potencialidad de proyectos de ciencia ciudadana y la inclusión de observadores de aves aficionados a la investigación de especies desconocidas
El pidencito es una especie con amplia distribución en el continente americano, no obstante, en muchos lugares, como Chile, es un ave poco conocida.
En el año 2019 fue clasificada en la categoría "En Peligro" globalmente por la IUCN, debido a la acelerada pérdida y fragmentación de los hábitats en los que esta especie se desenvuelve.
El burrito negruzco, en tanto, se distribuye en Argentina, Uruguay y sureste de Brasil; sin embargo, en el año 2019 se descubrió una población estable pero no cuantificada en humedales cercanos a la ciudad de Concepción, en la región del Bío-Bío en el centro-sur de Chile.
Este hallazgo dio a entender que por años había sido confundido con el pidencito en la zona.
Al igual que este último, el burrito negruzco es escasamente conocido, no habiendo suficiente información sobre su distribución, abundancia, y biología, lo que sumado a la pérdida de hábitat y fragmentación de sus poblaciones lo ha llevado a ser clasificado en la categoría Vulnerable globalmente (IUCN).
La situación en Chile no dista mucho de la global, y el pidencito ha sido clasificado bajo los criterios del Reglamento de Clasificación de Especies (RCE) del Ministerio del Medio Ambiente en la categoría En Peligro desde la región de Atacama hacia el norte y Casi Amenazada desde la región de Coquimbo al sur.
El burrito negruzco no ha sido clasificado aún debido a su reciente descubrimiento y a la escasa información disponible; sin embargo, a juzgar por el nivel de amenaza que sufren los humedales, su situación podría ser similar.
Por esta razón y gracias al financiamiento del Neotropical Bird Club, es que la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), una de las principales organizaciones de conservación de aves en dicho país emprendió el Proyecto Pidencitos con el objetivo principal de conocer la distribución y el estado de los hábitats de ambas especies, con el fin de facilitar la gestión futura de acciones para su conservación.
La iniciativa a la fecha ha contado con la participación de más de 80 personas que han contribuido a través de más de 300 listados en la plataforma eBird, prospectando a estas especies en alrededor de 210 puntos de prácticamente todas las regiones de Chile.
Gracias a este proyecto, los registros del pidencito en eBird pasaron de 342 a 508 confirmando la presencia de esta especie en 12 sitios históricos, en algunos de los cuales no había observaciones desde hace 7 años y sumando, además, 12 sitios nuevos en los que no había registros.
En el caso del burrito negruzco los registros aumentaron de 36 a 71, confirmando la presencia en 2 sitios históricos y sumando 5 nuevos sitios para la especie.
Además, el proyecto y sus colaboradores/as lograron extender la distribución descrita del pidencito en 75 kilómetros al sur y la del burrito negruzco en cerca de 180 kilómetros, agregando la sureña región de Los Lagos como parte de la distribución de ambas especies en Chile.
Entre otras cosas, también se logró confirmar la reproducción de estas dos aves en el país, y que tanto el burrito negruzco como el pidencito pueden compartir sitios.
Junto a ello, se describieron parte de las principales amenazas que afectan a estas aves y los frágiles ecosistemas que habitan, como extracción de vegetación, presencia de ganado, cambio de uso de suelo y rellenos de humedales, presencia de perros, basura, mal manejo del agua y canales de regadío y cambio en los regímenes de precipitaciones.
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Esta iniciativa da cuenta de la potencialidad de proyectos de ciencia ciudadana y la inclusión de observadores de aves aficionados a la investigación de especies desconocidas y con una amplia distribución territorial, que en este caso alcanza casi todo el largo de Chile.
Sin la contribución de estos científicos ciudadanos muy probablemente la obtención de esta información hubiera sido prácticamente imposible o bien, hubiera sido demasiado costosa.