La reducción de azufre en combustibles marítimos, implementada para mejorar la calidad del aire, habría provocado un aumento en el calentamiento global al disminuir la capacidad de las nubes para reflejar la luz solar.
El esfuerzo internacional por mejorar la calidad del aire obligando a los buques a utilizar combustibles menos contaminantes provocó un repunte del calentamiento global, según una investigación publicada en Communications Earth and Environment sobre este "choque" climático involuntario.
El cambio del transporte marítimo mundial a combustibles bajos en azufre a partir de 2020 "podría llevar a una duplicación (o más) de la tasa de calentamiento" esta década y ya ha contribuido al calor récord del año pasado, según el estudio.
Efectos secundarios no deseados
Esto se debe a que las diminutas partículas de la contaminación por azufre reflejan y absorben la luz solar y hacen que las nubes se conviertan en espejos, creando un efecto de enfriamiento temporal en el planeta.
Los científicos habían previsto que el cambio a los combustibles más limpios reduciría este efecto reflectante y aceleraría el calentamiento, aunque debatían en qué medida.
El estudio sugiere que aumentar deliberadamente el brillo de las nubes podría frenar el calentamiento global, aunque tales medidas no aborden el factor subyacente: el bombeo de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Los científicos advierten de que este tipo de "geoingeniería" del cambio climático puede tener efectos secundarios no deseados, por lo que es necesario actuar con cautela.
En el nuevo estudio, los investigadores combinaron observaciones por satélite y simulaciones con modelos para calcular el impacto climático de la reducción del azufre en el combustible de los barcos, según una normativa de la Organización Marítima Internacional que entró en vigor en enero de 2020.
Esta normativa, introducida para limitar la contaminación atmosférica, redujo en un 80 % las emisiones de dióxido de azufre del sector marítimo mundial, explica Tianle Yuan, autor principal del estudio.
"Efecto de calentamiento sustancial"
Pero el rápido descenso también tuvo un efecto "de choque" en el planeta, añadió, al disminuir la capacidad de las nubes para reflejar parte de la energía del Sol de vuelta al espacio, lo que provocó un "efecto de calentamiento sustancial".
"Esencialmente, duplicaría la tasa de calentamiento de la década de 2020", declaró a la AFP el científico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA.
Este efecto fue desigual en todo el mundo, pero parece que hubo un impacto más fuerte en el Atlántico Norte, lo que llevó a un aumento de la temperatura de la superficie del mar, dijo Yuan.
"Contribuyó al calentamiento anómalo que experimentamos en 2023 y 2024. Sin embargo, no podemos atribuir con precisión cuánto" y no pudieron decir que fuera la causa principal, añadió.
El año pasado fue el más caluroso jamás registrado y esa tendencia se ha acentuado en 2024, con temperaturas en tierra y mar que han alcanzado nuevos máximos mensuales.
Las actividades humanas son la causa dominante del calentamiento, pero los científicos también han analizado otros posibles contribuyentes a este calor extraordinario, incluido el papel de El Niño, un patrón meteorológico natural periódico sobre el Pacífico.
Debate alrededor de la geoingeniería
Nicolas Bellouin, climatólogo de la Universidad de Reading, declaró a la AFP que este último estudio era "científicamente más sólido" que los anteriores y que "debería tomarse en serio".
"Pero creo que la contribución de este calentamiento a la anomalía de 2023 y a las futuras tasas de calentamiento sigue siendo una cuestión abierta, incluso después de este estudio", dijo Bellouin, que no participó en la investigación.
Otros científicos afirman que el estudio demuestra que sembrar las nubes con partículas para aumentar su capacidad de reflexión del calor podría ayudar a frenar parcialmente el calentamiento si los gases de efecto invernadero siguen aumentando.
Para algunos, la geoingeniería –que incluye tecnologías para atenuar la luz solar entrante o reducir los niveles de ácido en los océanos– es una distracción de las soluciones climáticas ya probadas.
En la actualidad, no existe una gobernanza mundial formal para el desarrollo o despliegue de estas tecnologías y no se conocen bien los riesgos que conllevan.
Edward Gryspeerdt, experto en física de las nubes del Imperial College de Londres, afirmó que sigue habiendo grandes incertidumbres en torno a los efectos secundarios de la geoingeniería, como los cambios en los regímenes de precipitaciones.
"Estos riesgos deben conocerse mejor para tomar decisiones informadas sobre cualquier estrategia futura de geoingeniería", afirmó.
FEW (AFP, Reuters, Communications Earth and Environment)