Por Anne-Sophie Brändlin
Aproximadamente 3 euros por medio kilo de carne, 2 euros por 10 huevos y menos de un euro por un litro de leche. Los turistas internacionales a menudo se preguntan cómo pueden costar tan poco los productos agropecuarios en Alemania.
El verdadero costo de los alimentos está oculto, han descubierto investigadores de la Universidad de Augsburgo y la Universidad de Greifswald. El precio real sería mucho más alto si se considerara el impacto social y ecológico de la producción, dijo la coautora del estudio, Amelie Michalke, quien ha estado investigando los precios de los alimentos y su verdadero costo durante los últimos cuatro años.
Costos ocultos
La carne molida costaría aproximadamente tres veces más, y el precio de la leche y el queso gouda casi se duplicaría si se agregaran los costos ambientales, según los investigadores.
Michalke y sus colegas observaron cuatro indicadores diferentes: cambio de uso de la tierra, emisiones de gases de efecto invernadero, nitrógeno reactivo y demanda de energía de la producción. Otros indicadores como el uso de pesticidas y antibióticos no se tuvieron en cuenta en este estudio.
"La mayor diferencia que pudimos apreciar fue entre productos de origen vegetal y animal, porque las cadenas de valor de origen animal son mucho más complicadas y más largas", dijo Michalke. "Y los costos más altos son, por supuesto, para los productos cárnicos", agregó. Los precios de las frutas y hortalizas, así como los productos orgánicos, no se verían tan afectados.
¿De quién es la culpa?
A principios de este año, la ministra de Agricultura alemana, Julia Klöckner, culpó a los supermercados de descuento por sus "precios de competencia desleal", especialmente cuando se trata de carne. También criticó el doble rasero de los clientes, que a menudo no están dispuestos a pagar precios justos.
Ahora, una de las tiendas de descuento de Alemania, Penny, del grupo Rewe, ha pedido a los investigadores que calculen el costo real de ocho productos. En el estudio, a los clientes que compran en una de sus tiendas en el distrito berlinés de Spandau se les muestra el costo real de esos productos junto al precio minorista del establecimiento.
Michalke explicó que la idea tras el experimento es mostrar que los productos orgánicos son en realidad más baratos a largo plazo que la agricultura convencional. "Se incentivaría a los consumidores a que compren estos productos. Y luego los productores también serían incentivados para tal vez cambiar sus prácticas agrícolas", dijo.
Solo algunos productos seleccionados
Sin embargo, solo ocho de los aproximadamente 3.500 productos disponibles en el supermercado tienen ese precio de costo real.
"Si nos damos cuenta de que el experimento está funcionando, por ejemplo, porque la gente comienza a comprar más productos orgánicos, entonces, como siguiente paso, calcularíamos los costos reales de más productos y ampliaríamos el experimento en más sucursales para aumentar la visibilidad", dijo Andreas Krämer, portavoz de Penny.
"Creo que la tendencia es que incluso los clientes que quieren comprar a precios moderados, quieren ir de compras con la conciencia tranquila y quieren saber de dónde provienen sus alimentos, cómo se produjeron y si dañan el medio ambiente", afirmó.
También señaló que el objetivo no era subir repentinamente los precios y vender productos en función de sus costos reales. "Solo queremos sensibilizar a nuestros clientes. La comida debe seguir siendo asequible para todos, así que, por supuesto, tenemos que pensar en cómo podemos ayudar a las personas que no tienen mucho margen de acción con su presupuesto", subrayó.
Michalke cree que un impuesto al CO2 ayudaría a asignar costos para hacer que todas las partes interesadas de la cadena de valor paguen, y no solo los clientes. Sin embargo, cree que educar a las personas es un primer paso importante: "La gente tiene que entender que no es normal tener estos precios bajos de alimentos antes de que podamos cambiar la dinámica y el sistema".
La competencia fomenta los precios bajos
En comparación con otros países europeos, los precios de Alemania son más baratos debido a la feroz competencia entre los grandes minoristas.
"Tenemos una concentración comparativamente alta de supermercados en el sector alemán y una competencia despiadada entre los grandes minoristas, lo que está llevando a que los precios sean muy bajos. Esta competencia se ve impulsada aún más por las tiendas de descuento, donde los precios juegan un papel muy importante, lo que luego origina niveles de precios bajos en todo el país ", dijo Krämer.
Él admitió que los supermercados de descuento son parte del problema, pero también cree que pueden ser parte de la solución si brindan a los clientes más información y alternativas.
"No valoramos los alimentos tanto como otros países simplemente, porque siempre han sido tan baratos o porque se han vuelto tan baratos", concluyó Michalke.
La comparación europea muestra que los alemanes gastan menos de su presupuesto en alimentos y bebidas no alcohólicas que el promedio europeo, que fue del 12% en 2018. Los lituanos destinaron más del 20% de su presupuesto familiar a comestibles ese año, y los rumanos incluso gastaron casi el 30%, mientras que los alemanes pagaron solo un 10%.