Las mujeres nos hemos acostumbrado (o, mejor dicho, hemos aprendido a través de muchísimos ejemplos) que toda la emocionalidad está "de nuestro lado".
Somos "las afectivas", "las emocionales", "las irracionales", "las cambiantes", etc, etc. Y esto, es así, incluso cuando los hombres actúan de la misma manera.
¿Qué quiero decir con esto? Que hemos aprendido a hacernos cargo también de las emociones de los hombres. De ahí los casos en que la mujer "hace enojar" al hombre, o "lo saca de sus cabales", o "lo pone agresivo", como cuestiones que seguramente alguna vez te hayan dicho a ti o hayas escuchado.
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Hemos crecido en ambientes donde no se hablaba de la inseguridad del hombre, sino de las "provocaciones" de la mujer; o se prefería hablar del temperamento de la mujer que causaba la agresión del hombre.
Vivimos tiempos donde estamos pudiendo hacernos visibles como víctimas de estas situaciones y ya no como responsables de su generación. Estamos pudiendo hablar, ¡y eso ya es un paso enorme!
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Pero aún tenemos mucho por recorrer y los hombres no quedan esta vez afuera. Porque es parte de su responsabilidad empezar a deconstruir su masculinidad, a tomar control de sus emociones, de su propia falta, sin depositarla siempre en la mujer, sin esperar que ella "no lo enoje", lo contenga, lo comprenda, etc, etc.
Ésta es una tarea de todos, y no solo también de hombres y mujeres, sino de todos los géneros. Porque la equidad se construye en todas las direcciones y fundamentalmente, hacia adentro.
Fuentes:
Themindsjournal