Aunque, por lo general, muchas personas no prestan tanta atención a su alimentación durante la juventud; al crecer, adoptar hábitos saludables se vuelve una elección de salud. Es común que alrededor de los 30 años comiencen a aparecer patologías que, muchas veces, están relacionadas con una mala alimentación. Por eso, comenzar a cambiar la manera en que nos alimentamos empieza a ser una manera de cuidarnos y de hacer todo lo posible para tener una vida sana hacia delante.
Cuando la decisión está tomada, pero la información es poca, o quizás no la necesaria, pueden cometerse algunos errores. Éstos pueden hacer, por eso, que algo que parecía muy sano no lo sea tanto.
Conoce algunos de ellos en esta nota.
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Creer que TODOS somos tolerantes a los mismos alimentos
Uno de los errores más comunes cuando queremos empezar a llevar una alimentación más sana es guiarnos por "manuales" sin tener en cuenta nuestras propias particularidades. Las "teorías" sobre alimentación pueden ser muy diferentes. Algunas pueden señalar que los alimentos integrales son los más recomendables; otras, que los lácteos son precisos por su aporte nutricional; o que tal vegetal aporta una cantidad necesaria de un compuesto, pero luego estamos nosotros con nuestras particularidades. Hay personas que, por ejemplo, eligen no comer lácteos o son intolerantes; otras a las que lo integral les genera mucha inflamación; u otras que ese vegetal le cae mal. Por eso, es preciso un acompañamiento profesional adecuado que pueda ayudarnos a ajustar los aportes nutricionales necesarios a nuestro cuerpo y forma de vida.
Pensar en calorías
Otro de los errores más comunes es relacionar alimentación sana con dieta para bajar de peso. Esto no necesariamente es así; pero, de todas formas, si llevásemos una dieta sana y no tuviéramos problemas de sobrepeso, las calorías no deberían ser un factor de preocupación. Esto en el sentido de que las calorías de dos alimentos muy distintos (uno sano y otro, no) pueden ser las mismas; pero su aporte nutricional es el diferencial. Por eso lo que debe importante es la calidad y propiedades de lo que comes.
Hacer malas combinaciones
Un error muy común a la hora de comer es combinar mal los alimentos. Esto quiere decir, mezclar en la misma ingesta grupos alimenticios que no son compatibles entre sí. Esto lo que genera es que, aunque los alimentos sean sanos y nutricios, debido a su combinación con otros que actúan químicamente en el cuerpo como sus inhibidores, terminen descomponiéndose en el tracto digestivo sin que podamos absorber todos sus beneficios.
Volverse vegetariano de un día para el otro
Hay muchas personas que vinculan la alimentación sana con volverse vegetariano; pero al hacerlo no están lo suficientemente informadas o guiadas por un profesional. Esto puede ser contraproducente porque nuestro cuerpo podría verse, con el tiempo, afectado por la falta de nutrientes que precisa.
No leer etiquetas
Por último, un error muy común es identificar los alimentos sanos con los empaquetados verdes. La publicidad se ha encargado de vendernos productos como "saludables", sin que lo sean en verdad. Por eso es importante leer las etiquetas, informarse sobre qué contiene a nivel ingredientes y a nivel nutricional, y dónde ha sido elaborado. Prioriza, siempre, alimentos locales, frescos, orgánicos y sin agregados químicos.