Una vida sana y brillante implica, en principio, una buena alimentación. Sin embargo, en la actualidad, las harinas y azúcares refinadas son cosa de todos los días, y se hace difícil encontrar alimentos naturales que nos brinden la energía y los minerales que necesitamos para nutrirnos de manera saludable sin necesidad de estrictas y complicadas dietas.
Resulta que a mediados de los 70´, un granjero y empresario llamado David Hudson, mientras realizaba un análisis en la zona donde estaba cultivando, encontró una sal única con propiedades extrañas que se resistía a los análisis científicos de la época.
Miles de años atrás, esas tierras formaban el fondo marino y lo que Hudson encontró eran sales de mar que contenían en su interior una gran cantidad de minerales y elementos superconductores. Cabe destacar que el empresario y granjero estadounidense invirtió millones de dólares en la investigación de estas sales marinas.
Se nombró ORMUS u Oro Monoatómico a este descubrimiento, debido al complejo comportamiento de las partículas en su interior y se comenzó a utilizar en la agricultura y en la alimentación, debido a los impresionantes resultados obtenidos en las experiencias de miles de personas.
En nuestros días, la empresa Ormus Patagonia desde hace años expande e integra los conocimientos de la antigua alquimia con los avances más recientes de la ciencia, poniendo al alcance de todos este Superalimento multimineral.
La iniciativa nace en el año 2017, cuando Joan Capart, fundador de Ormus Patagonia, después de experimentar con nanopartículas, energías alternativas y alquimia moderna, se encontró con la intrigante historia de Hudson, las culturas antiguas y los minerales biodisponibles en las sales del océano.
Joan Capart, fundador de Ormus Patagonia nos dice:
“A diferencia de Hudson, en la actualidad conseguimos estas sales directamente del Mar, donde abundan minerales de altísimo valor nutricional. Y cuanto más pura sea el agua que se extrae, mejor será el Ormus. Lo que hace único a nuestro Ormus es que lo creamos en la mítica Patagonia argentina, donde extraemos agua muy pura proveniente de las corrientes antárticas no contaminadas.
Una vez que extraemos el agua, le realizamos un proceso de reestructuración molecular por medio de diversos dispositivos biomagnéticos basados en nanotecnología, además de la incorporación de frecuencias sonoras provenientes de cuencos tibetanos y cantos de mantras y sutras. La radionica, la radiestesia y la geometría sagrada se incluyen durante todo el proceso de elaboración. Estas consideraciones tienen una repercusión directa sobre nuestro estado energético general y por lo tanto brindan armonía a nuestro organismo.
Elaboramos nuestro Ormus siguiendo los ciclos astrales y viajamos miles de kilómetros hacia la patagonia para cosechar exclusivamente en luna llena, por lo cual cada unidad de Ormus lleva la energía de la luna y tiene su propia carta astral.
Verdaderamente nos alegra muchísimo recibir tantos testimonios de las personas que toman Ormus y lo usan para crecer, sanar y estar mejor cada día”.
Ahora bien, ¿Tomar agua de mar es lo mismo que tomar Ormus?
La respuesta es que no, ya que sin realizar el proceso para que sea un alimento propiamente dicho, lo que se está consumiendo es agua muy salada, con alto porcentaje de cloruro de sodio y sin aprovechar los minerales y elementos más poderosos y sanadores que el mar contiene.
Si bien consumir agua de mar brinda algunos beneficios, la efectividad será mínima en comparación. Resulta que todos los elementos que componen nuestro cuerpo se hallan contenidos en el Mar y específicamente en las sales del agua de nuestros océanos.
Magnesio, fósforo, potasio, hierro y zinc, entre otros minerales sumamente beneficiosos para nuestro organismo, están presentes en el agua que cubre el 70% del planeta que habitamos. Cualquier nutricionista profesional estará de acuerdo en que estos minerales son esenciales para el buen desarrollo de nuestros procesos físicos, energéticos y cognitivos.
Un SuperAlimento Milenario
Parte de la investigación de David Hudson consistió en encontrar ésta y otras sustancias de las mismas cualidades en escritos antiguos de alquimia. A partir de sus descubrimientos, se abrió un campo de investigación que sigue avanzando y sorprendiendo al mundo.
En muchas culturas alrededor del mundo, los alquimistas fabricaban este elixir con el objetivo de brindar salud, longevidad y sobre todo colaborar con la expansión de la conciencia de iniciados, faraones y élites sacerdotales. Aportando claridad, mejorando la intuición, la concentración y la toma de decisiones.
A través de los siglos ha recibido nombres tales como “Maná del Mar”, “Pan blanco de Oro” o el impronunciable “Mfkzt” en Egipto.
“Nuestro objetivo más allá de propiciar bienestar a las personas, es brindar una herramienta poderosa para que cada quien en su vida cotidiana genere la realidad que desea”, nos dice Joan.