Ya todos sabemos bien que el azúcar es uno de los alimentos que más adicción generan. E incluso, cuando intentamos evitar endulzar el café con tantas cucharas colmadas, encontramos que muchos otros alimentos y bebidas que consumimos a diario contienen gran cantidad de azúcares sin que lo sepamos.

Eso fue lo que se enteró Matthew Carter, un niño de tan solo 12 años. Su refresco de soda favorito era uno de la lista y la noticia lo hizo cambiar rotundamente.

"Todo comenzó porque Matthew no estaba pudiendo dormir y por eso medimos la cantidad de azúcar en la lata de bebida gaseosa que le gustaba. Eran alrededor de cuatro cucharaditas", cuenta su madre.

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A partir de ahí, Matthew decidió realizar un experimento: colocó la cantidad recomendada de azúcar por día en tazones con el nombre de cada persona de su familia. Luego, les pidió que cuando comieran algo verificaran la cantidad de azúcar que contenía, sacaran esa cantidad de su tazón individual y la devolvieran al tarro general de azúcar. Si el azúcar del recipiente individual se terminaba, no se podía consumir más. Ése era el reto.

Para un niño de 4 a 6 años esta cantidad equivale a cinco cubitos; y para una persona mayor a 11 años, a 7 cubitos.

El experimento ayudó a toda la familia a consumir menos azúcar, teniendo mayor conciencia de la cantidad que agregaban a sus comidas.

Dos años después de ese momento, la familia ya ha incorporado la reducción de azúcar como un hábito natural. "No pensé que seguiríamos hablando de mi experimento dos años después. Ya no usamos los tazones porque ya sabemos cuánto azúcar debemos comer, pero los tazones nos permitieron ver lo que estábamos comiendo", cuenta Matthew con orgullo.

Fuentes:

BBC