En todas partes del mundo hay personas que alquilan casas para vivir, y en muchos de esos lugares quienes lo hacen son la mayoría, porque el acceso a la vivienda propia se vuelve muy costoso. 

Sin embargo, mientras que para muchos de ellos el gasto de la renta representa la mitad del salario o incluso más, los ciudadanos de Fuggerei pagan 0,88 € al año por el alquiler de sus pequeñas y características viviendas amarillas. 

Fuggerei es el primer proyecto de vivienda social del que se tiene registro, y ha tenido tanto éxito que desde el año 1520 se mantiene funcionando. Pero no solo eso, sino que el precio nunca se ha modificado, y los habitantes pagan 80 céntimos de euro anuales; el equivalente a un florín de Renania.

Fuggerei

Fuggerei es una especie de ciudad pequeña dentro de Augsburgo, Alemania. Está conformada por ocho calles con 140 viviendas de 60 metros cuadrados cada una, donde habitan actualmente 150 personas.

Las casitas forman una estructura continua y simétrica que está pintada de amarillo. La ciudad, que cuenta con su propia iglesia, una fuente y un complejo de viviendas sociales, está rodeada por una muralla con cinco puertas. Por todo esto, es visitada por turistas de todo el mundo. 

Fuggerei

Desde su fundación hace 496 años hasta ahora, Fuggerei establece los mismos requisitos y el mismo contrato para habitarla: haber vivido al menos dos años en la ciudad, pertenecer a la fe católica y ser indigente sin deuda. A cambio de la casa, además del módico alquiler, los ciudadanos deben ofrecer tres plegarias al día por el alma de Jakob Fugger, el fundador del complejo.

Por dentro, las casas son sencillas pero poseen todas las comodidades. Cuentan con una amplia cocina que funciona también como comedor, una sala de estar, una habitación y un baño. Aunque cada persona puede decorarla con sus propios objetos, la mayoría conserva una decoración clásica, con cortinas y lámparas bordadas.

viviendas sociales

Jakob Fugger, considerado por muchos estudiosos como el mayor millonario de todos los tiempos, mandó a construir estas viviendas como un proyecto altruista para dar un hogar a los pobres de la ciudad de Ausburgo. Pero seguramente no imaginaba que cinco siglos después no solo seguirían en pie, sino que con el mismo espíritu e incluso el mismo contrato de arrendamiento.

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Aunque en el mundo hay muchos proyectos de vivienda social, éste es el único que ha perdurado por tanto tiempo y además, el único barrio creado para los pobres que, aun con construcciones modestas, es tan bonito como para ser una de las atracciones turísticas más buscadas de su región.

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