A primera vista, es un cuento real clásico: una princesa se enamora de un plebeyo y abdica a la realeza para casarse con un plebeyo, su amor de la universidad.
Sin embargo, para la princesa japonesa Mako y su prometido, Kei Komuro, ambos de 29 años, el cuento se volvió realmente complicado. Komuro se ha convertido en una figura tan despreciada, que incluso su nuevo peinado de cola de caballo es ahora visto como un símbolo de su incapacidad para encajar con la familia real.
Japón está gobernado por la dinastía hereditaria más antigua del mundo. Pero la familia real, que no tiene poder político y se acata a deberes ceremoniales, vive, en general, fuera del ojo público.
La saga de la pareja
En poco tiempo la intimidad de la dinastía se ha visto alterada por esta pareja. Para los japoneses, el drama de la princesa y su prometido se equipara a la célebre salida real del príncipe Harry y Meghan, duque y duquesa de Sussex, en Reino Unido.
Mako se convertirá en la tercera mujer miembro de la familia real japonesa en abdicar de su título para casarse con un plebeyo, puesto que solo los miembros masculinos pueden casarse fuera de la familia.
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Enfrentada a un intenso debate público, está lista para convertirse en la primera persona en renunciar a casi 1,35 millones de dólares del dinero aportado por los contribuyentes –y que le corresponde recibir– a cambio de renunciar al título. Mako trabaja actualmente como investigadora en el museo de la Universidad de Tokio.
Compromiso que enervan la polémica
El drama japonés data de 2017, cuando Mako, la sobrina del emperador Naruhito –126º emperador del Trono del Crisantemo–, anunció el compromiso con su novio de toda la vida, con un amplio apoyo público.
Pero los japoneses rápidamente retiraron su apoyo a la pareja cuando los periódicos sensacionalistas informaron sobre una disputa financiera que involucró a la madre de Komuro, que le debía a su exprometido más de cuatro millones de yenes (unos 36.000 dólares) por apoyo financiero.
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La Agencia de la Casa Imperial, que se encarga de los asuntos de la familia real, anunció entonces que el casamiento se pospondría mientras el joven asistía a la escuela de leyes estadounidense.
La presión pública ha llevado a la Agencia de la Casa Imperial a pronunciarse en contra de celebrar una ceremonia de compromiso tradicional, y, tras abdicar a su condición, Mako no podrá reincorporarse a la dinastía incluso si su matrimonio termina en divorcio.
A principios de este año, Komuro se graduó de la facultad de derecho y fue contratado en una firma de abogados estadounidense. Luego del casamiento, la pareja planea instalarse en Estados Unidos, según informaron medios locales.