Las modas callejeras de este verano tienen más en común entre sí que solo el estilo y los colores: las tiendas de ropa están llenas de algodón orgánico barato.
Las colecciones "sostenibles" de cadenas, como C&A, Zara o H&M, ofrecen moda a precios asequibles y la idea de la concientización medioambiental. Al menos, ese es el mensaje, pero ¿es realmente así de simple?
¿Verde o una cuestión de imagen?
"Las marcas de moda están capitalizando el hecho de que los consumidores están interesados en comprar artículos de producción ética y ecológica", dice Katrin Wenz, experta en agricultura de Friends of the Earth Germany (BUND). "El algodón orgánico es ciertamente un paso hacia la dirección correcta, porque ni la modificación genética ni los pesticidas sintéticos pueden usarse en su producción. Pero estas etiquetas de sostenibilidad de marca propia rara vez nos dicen algo sobre lo que sucede posteriormente en la cadena de producción", afirma.
Viola Wohlgemuth, experta en textiles en Greenpeace, opina que las empresas crean sus propias etiquetas y criterios de sostenibilidad. "La sostenibilidad no es un término protegido o específico, lo que deja la puerta abierta al llamado lavado verde", asegura.
Certificaciones independientes de confianza
Ambas expertas enfatizan que las certificaciones ambientales independientes ofrecen un mejor indicador sobre las credenciales ecológicas de un producto, incluidas las condiciones laborales para los trabajadores involucrados en la producción. Los ejemplos incluyen la etiqueta Global Organic Textile Standard (GOTS) y la certificación IVN Best, concedida por la Asociación Internacional de la Industria Textil Natural (IVN).
Heike Hess, directora de la sucursal de IVN en Berlín, subraya que usar algodón orgánico solo "no es suficiente para hacer que la moda sea realmente sostenible", y que producir ropa implica una cadena de producción más involucrada.
"Los estándares ecológicos y sociales son importantes en todas las etapas de producción", aclaró Hess. "Eso incluye minimizar el uso de productos químicos nocivos, administrar el uso del agua y los desechos, limitar las emisiones de CO2 y garantizar los derechos humanos, los salarios justos, la protección laboral y mucho más. Solo así la moda puede llamarse realmente sostenible", explicó.
Algodón, mucha agua y muchos terrenos
Desde el lanzamiento de su campaña Detox My Fashion en 2011, Greenpeace ha logrado que unas 80 empresas globales en la industria de la moda eliminen productos químicos peligrosos hasta finales de 2020.
Pero eso solo no implica sostenibilidad. El cultivo de algodón también requiere mucha agua y muchos terrenos, dice Sabine Ferenschild del Instituto Südwind de Economía y Ecumenismo en Bonn. "El algodón orgánico solo es sostenible cuando se cultiva en regiones lluviosas como la India y se siembra en combinación con alimentos en vez de competir contra ellos", afirmó. "Sin embargo, estamos observando que el cultivo de algodón se está trasladando cada vez más a las regiones desérticas. Esto nunca puede ser sostenible", criticó.
El verdadero problema es la cantidad
Los hábitos de consumo actuales evitan que las grandes marcas de moda puedan avanzar más hacia una producción realmente sostenible. El verdadero problema es que se está fabricando demasiada ropa. Según un estudio de Greenpeace de 2015, solo en los armarios alemanes hay más de cinco mil millones de prendas de vestir.
Viola Wohlgemuth cree que "la moda rápida es el todoterreno de la industria de la moda. Nunca será sostenible. La industria de la moda tiene que alejarse de la producción e ir hacia la prestación de servicios”. De hecho ya se está poniendo esto último en práctica. Hay empresas que ofrecen reparar productos o vender artículos de segunda mano. Incluso la cadena H&M da consejos de cómo cuidar y arreglar ropa estropeada. Si se va en esta dirección, la sostenibilidad en la moda podría ser algo más que simplemente otra tendencia.
Fuente: Jeanette Cwienk para DW