En los últimos años el debate sobre las cuestiones de género ha dejado una cosa muy clara: la sociedad está cambiando. Las películas futuristas de hace algunas décadas adelantaron algunos inventos tecnológicos, pero casi ninguna imaginó una sociedad donde se pudiera vivir la sexualidad y el género con libertad, o donde las mujeres fueran presidentas. El futuro es hoy.
Sin embargo, todavía quedan batallas por dar en la búsqueda de un mundo donde todos tengan las mismas posibilidades. Sobre todo, falta mucho para vivir en una sociedad que no esté marcada por los preconceptos, la discriminación y estigmatización. Por ejemplo, el caso de la “tercera edad” o “vejez”.
Vivimos en un momento histórico (especialmente en occidente) que denosta la vejez. No se quiere llegar a viejo. A las personas mayores de 45 les cuesta más conseguir trabajo y participar de ciertas actividades. Peor para las mujeres: después de la menopausia, se vuelven invisibles.
Sin embargo, tal como relata Sebastián Campanario en su libro Revolución Senior, es hora de poner en duda esos conceptos.
La felicidad +45
Tal como alude Campanario, la felicidad a lo largo de la vida se parece a una U. De acuerdo a datos estadísticos, la felicidad es más alta en la veintena, baja entre los 30 y los 50 y luego vuelve a subir.
Sin embargo, se piensa que las personas de más de 50 no pueden ser felices. Es más, que no pueden ser productivas, ni disfrutar de la vida. Como si su única posibilidad fuera sentarse en un banco de plaza a ver pasar la vida.
La realidad lo desmiente. No solo los datos sobre felicidad. A nuestro alrededor está lleno de personas de más de 50 súper activas, perfectamente lúcidas y disfrutando a pleno de la vida. ¿Por qué pensamos lo contrario?
El debate necesario
Sin dudas, es hora de poner en duda nuestros prejuicios etarios. Venimos con ideas preconcebidas sobre las personas que superan los 45, que no tienen nada que ver con la realidad y atrasan el avance de la sociedad.
¿Es igual una persona de 50, que una de 80, que una de 100? ¿Es justo que una persona lúcida y con experiencia no pueda conseguir trabajo porque solo se busca juventud? ¿Solo los jóvenes son creativos e innovadores?
Esas y otras preguntas responde Sebastián Campanario en Revolución Senior, un libro que propone repensar la manera en la que la sociedad estigmatiza a la edad adulta. Y que propone que, así como sucede con el debate de género, es necesario romper viejas estructuras y desconstruir también los prejuicios etarios.
Si quieres saber más sobre el libro, puedes encontrarlo en Me Gusta Leer.