El famoso George, la tortuga centenaria oriunda de Galápagos que murió en el 2012, causó polémica científica más de una vez. Ahora ha llevado a los científicos a indagar sobre su origen y longevidad. Los resultados son sorprendentes.
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¿Quién era George?
Conocido popularmente como Lonesome George (Solitario Jorge) pero identificado científicamente como el último miembro de la especie Chelonoidis abingdonii, este ejemplar oriundo de la isla Pinta, Galápagos (Ecuador) vivió más de 100 años y recientemente los científicos se dedicaron a estudiarlo y comprender un poco mejor su especie.
Las tortugas gigantes se encuentran entre los animales vertebrados de vida más larga por lo que proporcionan un excelente modelo para estudiar rasgos como la longevidad y las enfermedades relacionadas con la edad.
Este mes de diciembre fue publicada en el portal especializado Nature Ecology & Evolution la investigación titulada: “Los genomas de tortugas gigantes proporcionan información sobre la longevidad y las enfermedades relacionadas con la edad”. Estuvo liderada por expertos de España, Estados Unidos y Australia y se encargó de investigar el curioso caso de la tortuga George.
La información evolutiva genómica y molecular sobre tortugas gigantes es escasa. En esta investigación, los expertos describen un análisis global de los genomas de George, y la tortuga gigante de Aldabra (Aldabrachelys gigantea) oriunda del océano indico.
Las tortugas gigantes de Galápagos y Aldabra compartieron un último ancestro común hace unos 40 millones de años, pero ambas se separaron del linaje humano hace más de 300 millones de años.
El misterioso George
La comparación de los genomas de George con los de especies relacionadas, utilizando análisis supervisados y no supervisados, llevó a los científicos a detectar variantes específicas del linaje que afectan a los genes de reparación del ADN, mediadores de la inflamación y genes relacionados con el desarrollo del cáncer.
Según los expertos, este estudio también sugiere estrategias evolutivas específicas relacionadas con una mayor esperanza de vida y amplía la comprensión de los determinantes genómicos del envejecimiento. Estas nuevas secuencias del genoma también proporcionan recursos importantes para ayudar a los esfuerzos de restauración de poblaciones de tortugas gigantes.
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