Hay una gran parte del amor que es muy difícil de explicar. Aunque podamos a nivel consciente y racional decir que nos gusta cierto tipo de personas o que buscamos una relación de tal o cual forma en nuestra vida, cuando el amor estalla en nuestro corazón lo que menos parece haber es racionalidad.
¿Acaso no te ha pasado alguna vez no poder explicar por qué te gustaba tanto alguien? En esta nota podrás conocer algunos de los motivos por los cuales a todos nos sucede un poco esto cuando nos gusta mucho alguien.
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Cuando alguien nos gusta, hay algunas cosas que sí podemos explicar, como que nos parece atractivo/a, o que nos gusta su manera de hablar, de abrazarnos, etc. Pero hay otras que no son tan evidentes y que, sin embargo, cuentan mucho más a la hora de sentirnos atraídos por otro. Estas razones tienen más que ver con deseos inconscientes o incluso heridas del pasado.
Una de las explicaciones psicológicas de por qué nos sentimos atraídos hacia otro es que las heridas del pasado (en general ocurridas en nuestra infancia, donde aprendimos qué era el amor según nuestra propia historia) nos hacen sentir, en lo más profundo, incompletos.
Las personas que nos atraen podrían ser aquellas que nos hacen sentir completos. También puede suceder que inconscientemente tendamos a repetir eso que sentimos que es el amor.
¿Cómo es esto? Bien... Supongamos que hemos crecido junto a un padre ausente y una madre sobreprotectora. No es de extrañar que, aún sabiendo que eso no ha sido bueno para nuestra vida y diciendo que no queremos repetirlo para la nuestra, nos sintamos atraídos hacia alguien indiferente o bien, hacia alguien que nos sobreproteja.
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Las relaciones, en este sentido, siempre funcionan como un espejo, vienen a mostrarnos qué pensamos en verdad del amor, aunque sea algo que nos cueste aceptar. Quizás para nosotros el amor fue abandono, fue indiferencia, fue excesivo, fue doloroso, etc. Es posible que si no sanamos esas heridas busquemos inconscientemente relaciones que nos reflejen esa idea del amor que tan profundamente tenemos arraigada. Por eso podemos terminar con parejas que no hagan más que mostrarnos o confirmarnos exactamente eso que creemos que es estar con otro.
Si algo de esto te pasa, no te preocupes, no eres un extraterrestre. Nos hemos alimentado mal o bien del amor así como de la comida en nuestros primeros años de vida, y hemos aprendido con el ejemplo patrones afectivos que no siempre nos hacen bien.
Una relación compasiva y amorosa puede brindar el apoyo necesario para romper esos viejos patrones y ayudar a un proceso de curación que, de todas formas, siempre será principalmente individual.
En la mayoría de las situaciones, ambos necesitan curarse y trabajar estas heridas. Este proceso puede ser difícil y prolongado, pero atravesarlo es la clave para construir relaciones más sanas, auténticas y duraderas. Ambos se vuelven más autónomos y a la vez más unidos íntimamente con su pareja. Es un verdadero trabajo de amor, ¡pero vale la pena!
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