Un pez fosilizado de 319 millones de años, extraído de una mina de carbón en Inglaterra hace más de un siglo, ha revelado el ejemplo más antiguo de un cerebro vertebrado bien conservado, informa este miércoles la revista Nature.
Una tomografía computarizada, que usa rayos X para revelar características internas, muestra que el cráneo del pez contiene un cerebro y nervios craneales de aproximadamente 2,5 centímetros de largo, de acuerdo con los investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y la de Michigan (EE.UU.).
Estos expertos estiman que el descubrimiento permite conocer la evolución temprana de un grupo importante de peces vivos en la actualidad: los peces con aletas radiadas.
Único en su especie
El cerebro analizado pertenece a Coccocephalus Wildi, un pez primitivo con aletas radiadas aproximadamente del tamaño de un besugo que nadaba en un estuario y probablemente se alimentaba de pequeños crustáceos, insectos acuáticos y cefalópodos, un grupo que hoy incluye calamares y pulpos, dice el artículo.
"Este hallazgo inesperado de un cerebro de vertebrado conservado nos brinda una visión sorprendente de la anatomía neuronal de los peces con aletas radiadas", señala la autora principal del estudio, Sam Giles, de la Universidad de Birmingham, y añade que permite saber más sobre cómo han evolucionado los peces actuales.
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"Las comparaciones con los peces vivos mostraron que el cerebro de Coccocephalus es más similar a los cerebros de los esturiones y los peces espátula, que a menudo se denominan peces 'primitivos' porque se separaron de todos los demás peces vivos con aletas radiadas hace más de 300 millones de años", agrega.
Los tejidos blandos como el cerebro normalmente se descomponen rápidamente y muy rara vez se fosilizan, pero cuando este pez murió, los tejidos blandos de su cerebro y nervios craneales fueron reemplazados durante el proceso de fosilización por un denso mineral que conservó su estructura, subraya la investigación.
Otro autor del estudio, Matt Friedman, de la Universidad de Michigan, destaca que "una conclusión importante es que este tipo de partes blandas se pueden conservar, y es posible que se conserven en fósiles que hemos tenido durante mucho tiempo".
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El fósil de cráneo hallado en Inglaterra es el único espécimen conocido de su especie.
Aunque solo se recuperó su cráneo, los científicos creen que C. Wildi habría tenido entre 15,2 y 20,3 centímetros de largo, y, a juzgar por la forma de su mandíbula y sus dientes, probablemente era carnívoro, según los investigadores.
Cuando el pez murió, probablemente fue enterrado rápidamente en sedimentos con poco oxígeno presente, algo que puede retrasar la descomposición de las partes blandas del cuerpo.
Fuente: DW