El eneagrama es un sistema de nueve tipologías que nos ayuda a (re)conocer aquello que ya sabemos sobre nosotros mismos, y a su vez comprender el propósito que tiene vincularnos con los otros eneatipos. El eneatipo del que te contaremos hoy recibe distintos nombres: el perfeccionista, el organizador, el moralista, el cruzado, el activista, el maestro, el idealista... Aquí va una guía para que conozcas al UNO.
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El UNO
Otros lo reconocen como organizado, ético, productivo y perfeccionista. Se impone metodologías de trabajo y horarios con el fin de superarse, dar el máximo de sí y sortear cualquier adversidad. Es capaz de hacer realidad sus objetivos porque mantiene una disciplina equilibrada. Siempre aspira a ser mejor, a querer hacer lo correcto.
Su sistema de valores gira en torno a la ley, al orden, a la consideración por el trabajo bien hecho, a la disciplina y al anhelo por progresar. Se preocupa apasionadamente por problemas concretos y cree tener el método para enfrentarlos y solucionarlos, le resulta difícil dar la espalda a los desafíos.
Basándose en parámetros internos, al UNO le cuesta aceptar el error propio o ajeno porque lo vincula con la posibilidad de aceptación o de rechazo. Ha interiorizado que para ser amado debe ser perfecto, y para ser perfecto debe tener razón. Esto lo conduce a una constante necesidad de hacer foco en los errores o indicar una mejor manera de hacer las cosas.
Energía y motivaciones
Canaliza su energía en el esfuerzo cotidiano por mejorar la realidad, tanto dentro como fuera de sí mismo, y así contribuir a crear un orden moral. Pertenece a la tríada de los instintos, aunque a diferencia del OCHO y del NUEVE, el UNO no manifiesta su ira visceral; la encubre. En su búsqueda por la perfección no expresa la rabia abiertamente, sino que la reprime: se acumula en su cuerpo en forma de rigidez, tensión en el rostro y su tono de voz. Busca evitar la cólera y racionaliza las cosas lo enojan a fin de justificarlo e incluso, negarlo.
Su accionar se orienta hacia lo que debe hacer en lugar de lo que desea hacer. Siente que la vida es dura, que la comodidad debe ganarse a pulmón y que la gratificación ha de postergarse hasta haber hecho lo que corresponde. Primero el trabajo, después el juego.
No lo motivan las ventajas y beneficios personales. Desea ser una buena persona y hace todo cuanto puede para solucionar los problemas que acontecen a su alrededor. Es capaz de dejar de lado la comodidad o el propio bienestar, para embarcarse en alguna actividad que represente una mejora para los demás. Se guía por un conjunto de principios claros y practica lo que predica.
Su camino
Teme ser una persona irresponsable y le preocupa la opinión que los demás tengan de él. Orienta su vida a ser sensato, a no cometer errores y a tener todo bajo control. Sus voces internas martillean sus oídos permanentemente: ¿soy lo suficientemente bueno?
Más que a ningún eneatipo, al UNO le cuesta relajarse, ser receptivo ante el azar de posibilidades, y ser más optimista. Un error, ajeno o propio, puede provocarle un malestar que lo aleja del disfrute.
Solamente cuando consiga aceptar la realidad como se presenta comenzará a bajar la guardia, a sentirse menos tenso y a tener mejor disposición para transitar su camino de manera más relajada. Es precisamente por ese camino que llegará a ponerse en contacto con la alegría, el entusiasmo y la curiosidad para lograr la liberad interior.