Tomate un momento para repasar las relaciones que tuviste hasta ahora. ¿Notas algunas cosas que se repiten? Quizás un tipo de persona, un mismo final o un conflicto recurrente.
En esas repeticiones es posible rastrear un patrón de relación. ¿Qué quiere decir esto? Que hay cierta dinámica que empezamos a repetir de manera inconsciente una y otra vez con nuestras parejas, y que podrían explicar en parte por qué algunas fracasan y otras tienen más éxito.
Ese patrón está formado por el tipo de persona con quien elegimos estar en una relación, sumado a la manera en que actuamos y sentimos cuando estamos en una relación, y la forma en que permitimos que el otro se comporte con nosotros.
[También te puede interesar: ¿Conoces los 7 tipos de no monogamia?]
Aquí te compartimos algunas preguntas que puedes hacerte para tratar de entender cuál es esa dinámica que repites.
- ¿Cómo comenzó esa relación?
- ¿Cómo la describirías?
- ¿Cómo terminó?
- ¿Cómo te sentiste?
- ¿Has identificado alertas que te hicieran notar que las cosas no iban bien?
- ¿Qué te gustaba y qué no de esa relación?
[También te puede interesar: 5 tipos de parejas que puedes esperar encontrar en relaciones posmodernas]
Presta atención a las cosas que se reiteran. Tus patrones de relación podrían ser algunos de los siguientes:
Padre / Madre
Tiendes a sentir que tienes que ocuparte de todo, estar detrás de esa persona, impulsarla, motivarla e incluso hacerte cargo de ella y sus problemas.
El rol que adoptas con más facilidad es el de contener, proteger, escuchar, resolver, acompañar. Pero eso puede hacerte enojar cuando eres tú el que necesitas alguien que te apoye. Además, puede traerte problemas cuando empiezas a aconsejarle al otro qué debe o no hacer con sus cosas. También, puede volverte muy controlador.
El sacrificado
Tiendes a ser quien queda un poco de lado, pues te ocupas siempre de tu pareja primero. Crees que eso es lo que se merece, y que para ti es importante relegar algunas cosas para mostrarle cuánto la amas. Sin embargo, terminas esperando que el otro dé tanto como tú, o de la manera en que tú lo harías. Así, un día te das cuenta de que has dejado de lado cosas que eran importantes para ti.
El alfa
En tus parejas, sueles querer controlarlo todo, tomar las decisiones más importantes y tener siempre la última palabra. A veces eso puede ser resolutivo, pero otras se vuelve una presión para el otro, que termina viéndote como alguien poco amoroso.
El co-dependiente
Eres de las personas que suelen confundir sus necesidades, gustos o incluso sentimientos con los del otro. Pones a la relación por sobre todas las cosas y, cuando se termina, te sientes terriblemente mal, pues has dejado una parte tuya allí. Aunque esto te vuelve una persona comprometida con la pareja, siempre debes aprender a cuidarte primero a ti mismo y conservar tu individualidad.
El impulsivo insatisfecho
Tiendes a no conformarte con nada: si está todo bien, te aburres; si es todo muy volátil, no tienes seguridad; y así la lista podría continuar al infinito. Tiendes a buscar siempre algo más, a tomar decisiones impulsivas y apresuradas y a buscar tener una opción b por las dudas.
¿Te identificas con alguno de estos patrones? Conocerlos puede tomar tiempo, pero una vez que se detectan, puede cambiarse para no seguir repitiendo eso que nos hizo mal en el pasado y poder tener una relación más saludable.
Fuentes: