Es probable que en el último tiempo hayas escuchado hablar o leído en algún portal sobre el etiquetado frontal. Pero, ¿conoces sobre ella? ¿Cuál es su importancia? ¿Por qué se presenta de una manera particular?
Ya hace un tiempo las personas se han inclinado por un estilo de vida más sustentable. Esto conlleva a las personas no sólo a reciclar, sino ser conscientes de aquellos productos que adquieren, los procesos que requieren para su elaboración y los niveles de contaminación, así como también a saber qué es lo que están consumiendo en la alimentación. Y es aquí donde el etiquetado frontal cobra importancia.
Pero esto no siempre fue así. En los últimos años la forma de alimentación cambió: los procesados y ultraprocesados, junto al boom de las aplicaciones de delivery fueron en aumento. Quizás esto tenga que ver con que las personas cada vez realizan más actividades y, con rutinas cada vez más cargadas, el tiempo para cocinar y hacer cosas por uno mismo fue disminuyendo. Por eso, las comidas caseras dejaron el paso a la comida rápida y chatarra.
Estos productos contienen muchas grasas saturadas, sodio, azúcares agregados y muchos otros nutrientes entre una larga lista que, la mayoría de las personas no son conscientes que consumen, y pueden repercutir en su salud de manera trascendental. Sin embargo, en el último tiempo, las personas parecen haber tomado más conciencia sobre sus consumos.
Es en ese contexto que el etiquetado frontal se vuelve sumamente importante. Si bien en algunos países ya está aplicado hace tiempo, lo cierto es que en muchos lugares se encuentran en la lucha por la ley o bien hace poco tiempo se logró, como es el caso de Latinoamérica.
Esto se debió a los pedidos de las sociedades por comprender un poco más sobre lo que estaban consumiendo. Es importante saber con qué ingredientes fueron elaborados los productos y saber exactamente los procesos mediante los cuales se llevaron a cabo o bien no comer un alimento pensando que es otra cosa. Pero conozcamos un poco más sobre esto.
¿Qué es el etiquetado frontal?
Siendo totalmente sinceros, ¿cuántas veces has comprado en el mercado sin mirar o pensar en qué estabas consumiendo realmente o de qué forma fue elaborado ese producto? ¿Cuántas veces has comprado envases sólo por la imagen que figuraba en el dorso o porque lo promocionan en la televisión? O simplemente, ¿cuántas veces has comprado un producto sin pensar en que existen otras variantes u opciones?
Muchos han creído que cuando consumen por ejemplo jamón, todos aquellos paquetes que se ofrecen en la góndola son básicamente eso, jamón. Sin embargo, estos productos contienen muchos más ingredientes de los que una persona puede imaginar. Por eso es necesario el etiquetado frontal, para saber exactamente qué es lo que se está consumiendo y elegirlo con conocimiento.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el etiquetado frontal es una herramienta “sencilla, práctica y efectiva que permite informar al consumidor sobre los productos que pueden dañar la salud y guiar a mejorar las decisiones de compra”.
De esta forma, las personas pueden identificar de forma rápida y visualizar sencillamente cuáles son los excesos de ese alimento en materia de grasas saturadas, azúcares y sodio, por ejemplo, colaborando a reducir riesgos que perjudican a la salud y al desarrollo, así como también a ser más conscientes de lo que se consume y dejar de comprar sólo porque está en la góndola.
Etiquetado frontal con advertencias sanitarias: el más eficiente
El etiquetado frontal es algo que se aplica en varios países y se han diseñado diversos sistemas del mismo. Sin embargo, no todos responden al objetivo planteado anteriormente. Según la Organización Mundial de la Salud el que contiene advertencias sanitarias es el más eficiente para informar sobre estos excesos de nutrientes críticos en los alimentos asociados a una mayor carga de enfermedades. Pero entendamos el por qué.
El consumidor al adquirir un producto se encuentra con diversas dificultades para leer o acceder a la información requerida y con terminologías que a más de uno le resultan extrañas e inentendibles, por lo que su evaluación con respecto a la información nutricional no es adecuada.
Es por eso que resulta indispensable que el etiquetado frontal debe atraer la atención del consumidor, y estar detallada de forma tal que sea de fácil comprensión, procesamiento y evaluación de las personas, para la adecuada toma de decisiones.
En ese sentido, en los estudios realizados las advertencias en forma de octágono con fondo negro y letras blancas en el etiquetado frontal en las que se indique “exceso de” sodio, azúcares y grasas saturadas son las más efectivas.
Además del sistema de advertencia, existen otros sistemas de etiquetado. Algunos se enfocan en los nutrientes y otros en los resúmenes. Entre ellos:
Guías Diarias de Alimentación (GDA). Proveen información de porcentajes recomendados de consumo diario. Sin embargo, no cuentan con evaluación de calidad nutricional del producto.
Semáforo simplificado. A partir de los colores rojo, amarillo y verde indica si los nutrientes críticos se encuentran en un valor alto, medio o bajo en dichos productos o bebidas.
Sistema de cerradura. A través del color verde se detalla que el alimento contiene menor cantidad de azúcar y sodio, mientras que la de color negro representa lo contrario.
Nutri-Score. De las letras A a la E y con los colores verde al rojo se califican los alimentos de más a menos saludables.
Conteo de estrellas. Con niveles del 1 al 5 se evalúa los alimentos. Cuanto más estrellas contiene, más saludable es el producto y menos nutrientes críticos.
Ley de etiquetado frontal en la Argentina
En los últimos días, en la Argentina se ha aprobado la Ley de Etiquetado Frontal, mediante la cual se plantea la incorporación de estas etiquetas negras octogonales en los alimentos y bebidas, en caso de que alguno de ellos presente exceso de los aditivos mencionados anteriormente.
Esta ley fue apoyada por organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Fundación Interamericana del Corazón (FIC Argentina) y UNICEF.
En los próximos días se espera la publicación de la reglamentación por parte del Poder Ejecutivo en el que se detallarán todos los pormenores de este etiquetado frontal. Cuando esto ocurra, las grandes empresas tendrán un plazo de 180 días para que incorporen las etiquetas, en el caso de las pymes será de un año, por lo que se espera que en corto plazo bebidas y alimentos cuenten con esta información.
Los sellos se colocarán cuando el porcentaje de los componentes mencionados como sodio, azúcares y grasas saturadas es superior al recomendado por la Organización Panamericana de la Salud.
Ahora ya conoces a qué se refiere el mencionado etiquetado frontal y lo valioso que es contar con esta información en los alimentos, y por sobre todo, la importancia de conocer qué es exactamente lo que se está consumiendo.
Esto da la libertad de que si se elige un alimento se sabe a qué se está exponiendo la salud. Y no sólo guiarse por colores o por falsas promesas como “light” “bajo en azúcares” o “0 grasas trans”.
A partir del etiquetado frontal los consumidores podrán conocer detalladamente los nutrientes con los que cuenta ese producto, en qué son elevados, y de qué forma repercutirán en nuestra salud.
Las costumbres en la alimentación, entre otras, producen problemas irremediables en el hogar en el que todos vivimos, por lo que es hora de que la sociedad tome conciencia de las cosas que se consumen, no solo para cuidarse y prevenir las enfermedades, sino también para proteger al planeta.
¿Qué opinas del etiquetado frontal? ¿Piensas que debería ser obligatorio en todos los países? ¿Le da libertad a los consumidores?
Fuente: Organización Mundial de la Salud, La Nación y El Gourmet