Una mujer de unos 30 años ha sobrevivido a múltiples mordeduras de un pulpo de anillos azules potencialmente mortal. La mujer estaba nadando en una playa cercana a Sidney cuando recogió una concha que contenía el pulpo, que se cayó y la mordió dos veces en el estómago. Los paramédicos acudieron a Chinamans Beach, en Mosman, sobre las 14.45 horas del jueves 16 de marzo.

La mujer experimentó algo de dolor abdominal y fue tratada con compresas frías antes de ser llevada al hospital para ser monitorizada por si presentaba más síntomas, según NSW Ambulance. Fue trasladada al hospital Royal North Shore en condición estable para su control y tratamiento posterior. No está claro por qué la mujer quedó relativamente ilesa.

Existen varias especies de pulpo de anillos azules: el pulpo de anillos azules mayor (Hapalochlaena lunulata), el pulpo de anillos azules meridional (Hapalochlaena maculosa), el pulpo de anillos azules (Hapalochlaena fasciata) y el pulpo de anillos azules común (Hapalochlaena nierstraszi). Estos pulpos son tan pequeños que caben en la palma de la mano y están cubiertos de diminutos anillos que destellan con un azul iridiscente cuando los animales se sienten amenazados y advierten a los depredadores de su toxicidad. Estos anillos pueden parpadear gracias a unos diminutos órganos, llamados cromatóforos, que cambian de color y que están repartidos por la piel de los animales.

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La tetrodotoxina, el veneno letal

Lo que hace que estos animales sean tan venenoso es la tetrodotoxina, una potente neurotoxina que puede paralizar y matar a los humanos incluso en pequeñas dosis. La tetrodotoxina bloquea los canales de iones de sodio, impidieno que los nervios envíen señales a los músculos, paralizándolos. Esto también afecta a las vías respiratorias, poisblemente provocando una parada respiratoria y la muerte. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los efectos de la tetrodotoxina pueden ser rápidos o retardados, de modo que la muerte puede producirse entre 20 minutos y 24 horas después de que la toxina penetre en el organismo.

La tetrodotoxina se encuentra en todos los tejidos del pulpo, no sólo en glándulas venenosas específicas, lo que lo convierte en uno de los pocos animales que son venenosos a la vez. También significa que una persona puede recibir una dosis letal si uno de estos pulpos toca su piel.

Debido a que no se conoce ningún antídoto para la tetrodotoxina, lo único que pueden hacer los profesionales sanitarios es proporcionar cuidados de apoyo o utilizar un respirador artificial si el paciente no puede respirar. Hasta ahora se conoce la muerte de al menos dos personas en Australia y una en Singapur a causa de la tetrodoxina, según el Instituto Australiano de Ciencias Marinas.

Fuente: DW.