Simone Biles es una gimnasta artística, reconocida como una superestrella en Estados Unidos por haber obtenido para su país cuatro medallas de oro en las Olimpiadas de Rio 2016.
Es así que llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio con grandes expectativas de lograr la tan anhelada medalla dorada y el podio de Tokio 2020, a pesar de afirmar que estaba lidiando con algunos problemas en su vida.
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Un pasado difícil
Con tan solo 24 años denunció las injusticias sufridas. Simone y más de 150 atletas fueron abusadas sexualmente por el ex médico del equipo de gimnasia olímpico de los Estados Unidos, quien fue sentenciado a prisión en el año 2018.
Biles ocultó el abuso durante un tiempo, hasta que logró pedir ayuda y comenzó terapia con el aporte de profesionales de la salud. Lamentablemente su infancia ha estado marcada por las adicciones de sus padres, un hermano preso y los abusos sexuales. Sus abuelos maternos fueron el sostén hasta que, por fin, comenzó su carrera deportiva en la que sorprendería a entrenadores y seguidores.
Su coraje y empatía la llevaron a alzar la voz para representar a las chicas morenas de todo el mundo que sufrieran vulnerabilidad y discriminación. Simone es activista del movimiento Black Lives Matter. Además, se ha convertido en la primera gimnasta femenina en medio siglo en ganar títulos consecutivos en concursos olímpicos.
La difícil decisión que debió tomar en Tokio
En su debut en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 quedo en evidencia la situación de estrés por la que la atleta está atravesando. Es así que, con el objetivo de preservar su salud mental tomó la decisión de abandonar la final por equipos y también de bajarse de las primeras finales a las que había clasificado. Las exigencias propias y externas, impuestas por la sociedad, han perjudicado su performance en este evento emblemático.
"Creo que la salud mental es más importante en los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solamente salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos", declaró la atleta.
A raíz de lo que expresó la joven, la decisión será que no compita en la prueba que se llevará a cabo este jueves en Tokio 2020. Todos nos preguntamos si participará en las demás instancias. Aún no lo sabemos, el mundo entero se pregunta qué rumbo elegirá Simone.
“No fue un día fácil ni el mejor, pero lo superé. Realmente siento que tengo el peso del mundo en mis hombros en algunos momentos. Yo sé que a veces lo olvido y parece que la presión no me afecta, pero maldita sea a veces es muy difícil jajajaja! Las olimpiadas no son un chiste, pero estoy feliz de que mi familia pudo estar conmigo virtualmente, ellos son el mundo para mí” confesó en su cuenta de Instagram.
“Desde que entro a escena, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar” enfatizó la gimnasta estadounidense en los Juegos Olímpicos de Tokio.
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El futuro de Simone en los Juegos Olímpicos 2020
El comunicado emitido por US Gymnnastics en su cuenta de Twitter afirma que "Tras una posterior evaluación médica, Simone se retira de la final del concurso completo de los Juegos de Tokio para centrarse en su salud mental. Continuará siendo evaluada a diario para determinar si participa o no en las competiciones individuales de la próxima semana. Apoyamos de todo corazón la decisión de Simone y aplaudimos su valentía al dar prioridad a su bienestar. Su coraje nos enseña, una vez más, por qué es un referente para tantos".
Por lo pronto, todavía hay esperanza de que Simone se presente en las próximas competencias, ya que clasificó para la definición de los cuatro aparatos. Así, el próximo domingo 1 de agosto tendría la posibilidad de participar en la final de salto y en las de las barras asimétricas. Además el lunes 2 sería la definición de suelo y el martes 3 en viga de equilibrio.
Un llamado a la reflexión sobre la salud mental
El mensaje y llamado de atención de Simone Biles invita a poner en palabras lo que ocurre en la cotidianidad. Su historia es un ejemplo de aceptación de lo que cada uno puede lograr, sin exigencias que puedan poner en riesgo la salud.
En su lucha contra el perfeccionismo y autoexigencia llama al mundo a reflexionar en torno a que si bien es importante superarse constantemente, hay un límite que lo marca y es la salud mental.
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