Descubren la historia perdida de la Antártida en el ADN del pulpo
Un estudio ha analizado el material genético de los pulpos de Turquet como si fuese una auténtica "cápsula del tiempo" para descubrir el pasado de la Antártida.
Actualizado 30/12/2023
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El ADN del pulpo parece ser la clave detrás de la historia de la Antártida. Según publica la revista Science, los científicos creen que hace unos 100.000 años la enorme capa de hielo de la Antártida occidental (WAIS, por sus siglas en inglés), se derrumbó, abriendo temporalmente vías de agua entre un trío de mares que rodean el continente, una hipótesis que parece constatarse gracias a las características genéticas de los pulpos.
"El colapso de la capa de hielo permitió que poblaciones de pulpo de Turquet (Pareledone turqueti), separadas desde hacía mucho tiempo, se cruzaran durante miles de años; cuando la capa se reformó, los animales volvieron a quedar aislados, una historia que ha quedado registrada en los genes de las criaturas marinas", señalan desde Science.
Este trabajo de investigación "es un enfoque realmente creativo" para descubrir la historia perdida de la Antártida, afirma Andrea Dutton, geóloga de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia los antiguos niveles del mar pero no participó en el estudio.
"Este proyecto es emocionante porque ofrece una perspectiva completamente nueva para resolver una pregunta de larga data en la comunidad de geociencias", dijo la autora principal del estudio, Sally Lau, investigadora postdoctoral en la Universidad James Cook, en Australia, en declaraciones recogidas por el medio CNN.
"Colapso de la capa de hielo"
Según explican desde Science, elrastreodeencuentrospasadosentrelasdiversaspoblacionesdeestepulpodeTurquetsugirióqueelcolapsomásrecientedelacapadehieloocurrióhacemásde 100.000 años, duranteunperíodoconocidocomoel "ÚltimoInterglacial", algoquelosgeocientíficossospechabanperonohabíanpodidoconfirmardefinitivamente.
Los investigadores del nuevo estudio tomaron pequeñas muestras de tejido de 96 pulpos recogidos a lo largo de 33 años, muchos de los cuales fueron capturas accidentales de buques pesqueros. A partir de ellas, el equipo extrajo y secuenció el ADN de estos octópodos. Las muestras más antiguas datan de la década de 1990, pero cuando se secuenciaron, sus genes proporcionaron lo que era esencialmente un árbol genealógico detallado que se remontaba a millones de años.