Que el machismo ha estado tan arraigado a nuestra forma de pensar, actuar y sentir a lo largo de la mayor parte de nuestra historia es algo que cada vez más empieza a asumirse y verse como tal. Que esa inequidad entre hombres y mujeres les asignó a ellas el lugar del "segundo sexo" y las oprimió (y continúa haciéndolo) en todos los ámbitos, también.
Estamos en un tiempo de transición, donde muchas de estas cosas que nos parecían tan "normales" hasta hace no mucho tiempo atrás comienzan a ponerse en duda; pero, al mismo tiempo aún hay cientos y cientos de miles de personas, instituciones, tradiciones, etc, que lo siguen reproduciendo de forma tan "natural" como efectiva.
Que del machismo las más perjudicadas son las mujeres es algo que solo la estadística comprueba, con la elevada cantidad de casos de violencia que sufren a diario.
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Sin poner esto en duda, en esta nota quisiéramos hablar también del lugar del hombre que, así como el de la mujer, también es un rol para muchos impuesto y aprisionante. Aunque ser varón, en la mayor parte de las sociedades del mundo, es condición privilegiada de por sí (y aunque no se explicite como tal), muchos de ellos también se ven oprimidos y tomar el trabajo de deconstruirse también exige la valentía y determinación de no prestar atención a lo que opinen los demás.
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¿Cuáles son algunas de estas formas en que el machismo también presiona a muchos hombres?
1. Mostrar sus sentimientos es volverlo "débil"
Si un hombre dice lo que siente, se emociona, se avergüenza, ¡o llora! puede ser visto por otros hombres o mujeres como "poco hombre". Se espera, socialmente, que los hombres sean más fríos, distantes, poco afectivos. ¿Qué pasa entonces con los que no son así? No hay nadie en el mundo que no sienta; sólo que a los hombres les han quitado la posibilidad de ser sensibles, como si eso le correspondiera solo a la mujer.
2. Si seducir no es su fuerte, entonces también es "débil" o "lento"
Si un hombre no acata la seducción de una mujer, no es lo suficientemente valiente para acercarse a ella, o tarda más tiempo de lo que socialmente se espera en besarla, por ejemplo, entonces es visto en muchos contextos como un fracasado, un "lento", o un débil. Porque pesa sobre él el "deber" de ser viril, instintivo, certero en su accionar, decidido, fuerte. Eso se espera, claro, de un rol dominador.
3. Bailar y disfrutar de su cuerpo, ¡sin contornear!
¿Qué pasa si un hombre disfruta de mostrar su cuerpo, de bailar y mover las caderas, por ejemplo? ¿O qué pasa si le gusta vestirse con determinados colores, peinarse de tal forma, usar tal producto? En muchos casos, se pone en duda sus preferencias íntimas. Aunque esto en muchos sitios del mundo ya está puesto en duda; en otros sigue siendo muy restrictivo.
4. Si no eres el proveedor "no eres hombre"
El rol del hombre "se supone" que sea el de proveedor, el que trae a la casa el alimento, el dinero, la base material. Pero, ¿si no sucede así? ¿Si el hombre se queda sin trabajo, por ejemplo? ¿Es "menos hombre"?
5. Si no eres agresivo "no eres tan hombre"
Otra de las presiones del machismo sobre los hombres es asimilar su rol con la agresividad. Se espera que un hombre "pelee como hombre", que sepa defenderse, "hacerse respetar". ¿Luego nos preguntamos de dónde surge tanta violencia contenida hacia la mujer?