La inolvidable experiencia de dar clases en la Antártida. Así es la atrapante historia de un docente en la escuela más austral del mundo. Varios retos, como el sistema plurigrado y aprender a vivir en una pequeña comunidad… con mucho frío.
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Fabián Juárez es docente desde los 17 años
Además, está casado con una mujer llamada Mary, que también es docente. En 1995, decidió viajar a Ushuaia, la ciudad más al sur de Argentina, con un clima gélido, pero que por esos años exponía un boom industrial y ofertas de empleo.
Hasta el año 2000 fue que Fabián Juárez logró un puesto como docente en Ushuaia. Entonces, empezó a planear la idea de vivir la experiencia de la Antártida. Desde el año 1997, se había inaugurado la escuela en la Base Esperanza.
La Base Esperanza pertenece a Argentina y se localiza en Punta Foca, de la Bahía Esperanza, en la región de la Antártida. Para el personal fijo de la base, se creó una escuela que requiere de docentes voluntarios para estar en ese sitio.
Fabián y su esposa aplicaron para ser docentes en la Antártida
Cumplían los requisitos: eran una pareja y ambos eran docentes. Tan solo esperaron a que su hija mayor creciera y entonces se aventuraron a inscribirse como voluntarios. Fueron aceptados y entonces pasaron tres años como profesores en la Antártida.
¿Cómo es dar clases en la Base Esperanza? Hay pocas familias y pocos alumnos. Por eso, funciona una escuela en modalidad plurigrado: los docentes dan clases a alumnos de varios grados a la vez, ya que son pocos y no se llena un aula con estudiantes de un solo grado.
El otro tema es el clima gélido. Mucho frío en todo momento, pero con el tiempo los maestros se acostumbraron. Además, se tiene la sensación de estar muy alejados del mundo. No hay ciudades, no llegan noticias, soledad en las tardes.
Igualmente, la comunidad es pequeña. Hay entre 13 y 20 familias, solo eso. Todas las personas se conocen. La relación con los alumnos se extendía más allá de la escuela, ya que simplemente estudiantes y profesores se volvían a encontrar en la comunidad.
Fabián Juárez regresó años después a la Antártida
Luego de tres años de servicio en la Base Esperanza, se retiró y volvió con su esposa a Buenos Aires. Pero, volvió unos diez después a la Antártida. Había otras personas, nadie de cuándo él había sido maestro en esa zona.
En Base Esperanza se cumple un servicio por unos años y luego la gente se retira. Nadie quiere quedarse a vivir ahí toda la vida. Los niños que estudian en la escuela de la base pasan unos años ahí y luego van a vivir, con sus padres, a otros sitios.
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¿Qué otras diferencias notó Fabián en su retorno a la Antártida? Pues, había teléfonos celulares y más comunicación por Internet. Antes, el sitio estaba mucho más incomunicado, aumentado su sensación de lugar remoto.
Fuente:
El Confidencial