No siempre los "enemigos" en nuestra vida son situaciones o personas de nuestro entorno. Muchas veces nuestra mente, nuestros pensamientos (aunque no los compartamos con nadie) son los que nos generan trabas, dificultades o directamente nos hacen actuar en contra de lo que deseamos; la mayor parte de las veces por temor, por inseguridad o por viejas heridas que aún no han sanado.
Pero así como pueden generarnos esas dificultades, también pueden transformarse. Por eso existen quienes sostienen que las autoafirmaciones positivas tienen la capacidad de generar mejores realidades. A veces no nos damos cuenta del poder que tienen nuestros pensamientos en este sentido, pero si logramos tomar conciencia de lo que constantemente nos decimos en nuestro diálogo interno y entender cómo algunas de esas cosas no nos dejan avanzar, podemos cambiarlas de un modo más positivo para nosotros.
En esta nota podrás conocer algunas de las maneras más comunes en que podrías convertirte en tu peor enemigo. El desafío es que te encuentres a ti como el mejor compañero que podrías pedirle a la vida: capaz de abrazarte, aceptarte, perdonarte y permitirte lo mejor.
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1. Pensamiento negativo frecuente
Nuestros pensamientos crean la realidad porque condicionan cómo miramos el mundo que nos rodea e incluso a nosotros mismos. Por eso, si pensamos constantemente en negativo, posiblemente nos sea más difícil ver lo positivo de todas las situaciones. Esa negatividad es como un círculo vicioso que nos intoxica a nosotros y a las personas que nos rodean. Puede hacernos no ver oportunidades o dejar de lado el optimismo.
2. Autoboicots
Autoboicotearse es algo que pasa mucho, sobre todo por miedo a lo desconocido. Nuestra mente quiere mantener las cosas como están, aunque no nos gusten o hagan bien, porque cambiar siempre implica un movimiento y eso, ¡aterra! Puede pasar que incluso cuando nos animamos a hacer algo que nos gusta o simplemente las cosas nos salen bien, pensemos que estamos haciéndolo mal o desconfiemos de que sea real.
3. Autocrítica constante
Algo que nos convierte en un enemigo íntimo es la autocrítica constante, el estar permanentemente juzgándonos por lo que hacemos, sentimos o pensamos porque consideramos que no es "lo que debería ser". El ejercicio es intentar dejar atrás esos patrones que nos limitan. Las trabas están en nuestra mente.
4. Pereza
Estar constantemente con pereza para hacer cosas, incluso lo que nos gusta, nos convierte a largo plazo también en enemigos de nuestro deseo. Nos deja en un lugar de comodidad y no nos permite probar nuevas experiencias que nos hagan expandir nuestro ser.
5. Negar la intuición
No hacerle caso a lo que sentimos; actuar de forma contraria a eso, simular que pensamos una cosa pero en verdad sentimos otra, también es actuar contra nosotros mismos. Ser auténticos lo máximo posible es el mejor camino para convertirnos en nuestros mejores compañeros porque siempre iremos tras aquello que nos haga sentir felices.