* Por: Agostina Coniglio / Co-fundadora Keidos, Constanza Connolly / Co-fundadora Keidos y Soledad Noel / Co-fundadora Keidos
En el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible alcanzar la igualdad de género (ODS 5) es fundamental para un desarrollo sostenible, justo y equitativo. “No es posible realizar todo el potencial humano y alcanzar el desarrollo sostenible si se sigue negando a la mitad de la humanidad el pleno disfrute de sus derechos humanos y sus oportunidades”.
Para profundizar la idea, antes habría que debatir sobre ¿igualdad o equidad de género? ¿Lo que buscamos es la igualdad de género o la equidad de género? ¿Son términos que pueden utilizarse indistintamente?
El principio de un largo camino que garantice la igualdad de oportunidades
La igualdad de género se refiere a garantizar a hombres y mujeres el goce de todos sus derechos -económicos, sociales, culturales, civiles y políticos- en las mismas condiciones.
Esta igualdad -sin embargo- trasciende el deber jurídico de la igualdad de trato entre todas las personas, focalizándose en eliminar las diferencias o desventajas históricas o sociales que existen entre mujeres y hombres. Esto implica que, en ciertas circunstancias, es necesario que haya un trato no idéntico entre estos a fin de superar esas diferencias para garantizar iguales oportunidades.
En el ámbito de los derechos humanos, se refieren a esa igualdad como igualdad sustantiva o de hecho, en contraposición a la igualdad de derecho.
Este concepto de igualdad sustantiva en materia de género incluye como condición brindar a las mujeres las mismas oportunidades, disponiendo de un entorno que les permita lograr la igualdad de resultados. Reconoce también que la aplicación de medidas -especiales y de carácter temporal- para alcanzar esa igualdad son un medio de hacer realidad la igualdad sustantiva para las mujeres, y no una excepción a las normas de no discriminación e igualdad.
Esta noción de igualdad es la que podría asimilarse a lo que comúnmente es considerado como equidad de género.
Perspectiva de género: cambio de paradigma en los negocios y en la inversión
El reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo es insostenible se ha visibilizado en la última década en diferentes hitos internacionales como la firma del Acuerdo de París en 2015. Surge así una nueva mirada en la forma de hacer negocios que, sin dudas, desafía el concepto del capitalismo comúnmente conocido, que se centra en crear exclusivamente valor económico para los accionistas. Todo ello dió lugar a:
- La proliferación de nuevos modelos de empresas a las que se las ha denominado “empresas con propósito”: modelos de negocios que combinan el éxito financiero, con la generación de impacto social y ambiental.
- La ampliación del espectro de capitales disponibles, que se plasma en el crecimiento de nuevos tipos de inversiones, responsables, sostenibles y de impacto, y consecuentemente en el desarrollo de innovadores instrumentos de financiación.
Este cambio de paradigma penetra profundamente en los negocios y en las inversiones detrás de estos, llegando por ejemplo a que el mercado de las inversiones de impacto –aquellas realizadas con la intención de generar un impacto social y ambiental positivo y medible – supere hoy un tamaño de 715 billones de dólares.
“Las inversiones de impacto adicionan el impacto al clásico binomio retorno-riesgo”.
Dentro de ese marco cobran también interés los riesgos asociados a aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) – conocidos también como riesgos “no financieros”- que pueden impactar (de forma negativa o positiva) en la sostenibilidad de una empresa. Se estima que actualmente más de un cuarto de los activos mundiales son administrados bajo criterios ASG.
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Avances socioeconómicos con enfoque de género
Bajo ese contexto se reconoce a la equidad de género como un factor ASG por el alcance en términos socioeconómicos que representa el alcanzar la igualdad de género. Surgen así las inversiones “con enfoque de género”, mediante las que se buscan generar beneficios a las mujeres.
Existe una clara tendencia en aumento del capital dirigido bajo ese lente que se evidencia en: el crecimiento del lanzamiento de fondos de inversión con este enfoque que entre 2018 y 2019 creció un 276%, (como demuestra un estudio de la Universidad de Wharton); y en la diversificación de actores involucrados, algo que – de acuerdo con un informe del BID Invest– solía ser una prerrogativa de la financiación del desarrollo.
Por otra parte, la transversalidad que implica la equidad de género se refleja en los diferentes significados que otorgan los inversores a este enfoque. Esto a la vez evidencia la heterogénea gama de oportunidades que existen para adoptar como agenda por quienes pretenden ser receptoras de estos fondos. Sea a través del avance del liderazgo femenino en puestos de toma de decisión, potenciando sus negocios atendiendo necesidades específicas por medio de productos o servicios, como el acceso a créditos, e-inclusive- fomentando la igualdad de oportunidades para las mujeres en las cadenas de valor de empresas que ejerzan su poder de compra en este sentido.
Abordar la diversidad de género no debe ceñirse a la filantropía ya que supone - en términos amplios - la creación de valor económico y social. Calvert Impact Capital ha desarrollado un estudio de sus inversiones dando cuenta que invertir en empresas lideradas por mujeres o que tengan equipos equilibrados resulta una buena inversión:
“Si las mujeres desempeñan en los mercados laborales un papel idéntico al de los hombres, se podrían añadir hasta 28 billones de dólares (o el 26%) al PIB anual para 2025. Desde el punto de vista del impacto, está claro que invertir en las mujeres tiene un enorme efecto multiplicador”.
Construcción de una cultura inclusiva y diversa: El rol de la gobernanza de empresas
Canalizar las oportunidades en materia de género requiere por parte de las empresas, la adopción de una cultura inclusiva y diversa. Esto demanda el compromiso de sus líderes, mandos medios, personal, y el de su cadena de valor: la comunidad corporativa en su conjunto.
Es así que el rol de la gobernanza y, por ende, el de las decisiones que ésta adopta, es fundamental para lograr una cultura inclusiva y diversa.
Cuando la gobernanza de una empresa considera efectiva y estratégicamente en su agenda la sostenibilidad -en este caso desde una perspectiva de género- hablamos de gobernanza integrada con perspectiva de género. En donde la sostenibilidad es considerada estratégicamente en toda la actuación de la organización, tanto en su esfera interna como externa.
Ese abordaje bajo una perspectiva de género permite identificar y abordar los riesgos y oportunidades que trae brinda la incorporación de este factor ASG. Bajo el establecimiento de métricas y KPIs que permitan medir, reportar y divulgar su consideración y gestión.
Integración, igualdad y derechos
El diseño de una gobernanza integrada traerá consigo asegurar la igualdad de oportunidades y goce de derechos para las mujeres y los hombres partícipes de los grupos de interés de cada empresa. ¿Pero cómo hacerlo? Sin dudas será necesario avanzar en un plan de acción, que podría organizarse bajo las siguientes etapas:
● Compromiso: Materializar la voluntad de incorporar formalmente la perspectiva de género.
● Evaluación y diagnóstico: Evaluar y entender el estado de situación de la empresa en materia de género.
● Diseño de estrategia: Combinación de compromiso y acciones concretas para alcanzar la igualdad de género. Estableciendo objetivos que contribuyan a la estrategia bajo métricas e indicadores específicos y medibles.
● Diseño de Políticas: Confeccionar las políticas que establezcan la forma en que esos objetivos serán implementados.
● Evaluar, monitorear y medir: Métodos de evaluación y supervisión de los objetivos, su forma de gestión y
● Monitoreo: A través de métricas para evaluar y KPIs seleccionados, los que también deben ser revisados y actualizados. Supervisar proactivamente:
● Reportar y comunicar: Comunicación de acciones que se impulsan en materia de género para alcanzar la diversidad. La información divulgada debe ser ajustada, coherente y transparente en relación a las acciones que efectivamente se lleven a cabo, para evitar generar daños reputacionales, entre otros.
Beneficios de la aceleración del desarrollo sostenible
Concentrar los esfuerzos en lograr la igualdad de género resulta fundamental para alcanzar un desarrollo sostenible. Habiendo la ONU -en ese sentido - reconocido el cumplimiento del ODS 5 como una “condición previa” para alcanzar los restantes.
La pandemia ha profundizado desigualdades e inequidades preexistentes realzando la preponderancia del aspecto social de ese desarrollo.
Este escenario encuentra poco margen para subestimar el crecimiento del segmento de las inversiones con enfoque de género. El que por su naturaleza conlleva numerosos beneficios para una variedad de actores, marcando una agenda en este aspecto y facilitando acciones concretas para el avance de las empresas. Cuyas gobernanzas - como máximos guías de las organizaciones- tendrán un rol protagónico en lograr ese progreso.