Las hormonas de la felicidad, también llamadas endorfinas, son sustancias químicas que produce nuestro cuerpo y que nos generan la sensación de bienestar.
¿Cómo es posible?
Pues porque las endorfinas son las que estimulan los centros de placer del cerebro, lo que hace que tengamos una sensación agradable acerca de las cosas que nos rodean.
Aunque son muchas las sustancias químicas de nuestro cuerpo que afecta en la forma en que nos sentimos, los neurotransmisores conocidos como las “hormonas de la felicidad” son principalmente cuatro:
- 1. Dopamina
Impulsa nuestro sistema de recompensas cerebral y su producción aumenta cuando buscamos maneras de encontrar placer o cuando logramos un objetivo u meta.
- 2. Oxitocina
También se conoce como la hormona del amor que está directamente relacionada con la vinculación humana y aumenta la confianza y la lealtad.
- 3. Serotonina
Esto se aborda comúnmente como la molécula de confianza, aumenta los sentimientos de valía y crea un sentido de pertenencia.
- 4. Endorfina
Se ha demostrado que su aparición aumenta la felicidad, lo que permite a las personas manejar el estrés extremo y el dolor, disminuir el apetito y aumentar la respuesta inmune.
1. Haz actividad física
La actividad física, además de hacerle bien a nuestra salud física, también influye positivamente en la salud emocional. Principalmente, porque realizar cualquier tipo de actividad con el cuerpo hace que se activen estos neurotransmisores, y que tengamos, al finalizar, una sensación placentera.
2. Evitar el sedentarismo
En relación a lo anterior, es importante saber que llevar una vida sedentaria no sólo no activa las hormonas de la felicidad, sino que también genera el efecto inverso: es uno de los principales causales de depresión.
Por eso, si no tienes por costumbre hacer actividad física todos los días, al menos deberías intentar activar el cuerpo: salir de tu casa a dar un breve paseo todos los días, ir una vez por semana a bailar o ir al trabajo en bicicleta.
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3. Exponerte al sol (de forma responsable)
La exposición a la luz solar activa la melatonina, que a su vez ayuda a regular los ritmos de sueño/vigilia y también ayuda a la producción de serotonina. Además, tomar sol ayuda a que el cuerpo genere vitamina D.
Así que buscar espacios bañados de luz natural y caminar por la vereda de sol pueden ser buenas ideas. Eso sí: siempre debes usar protección para el sol, y para disfrutar de sus beneficios tampoco es necesario que te expongas a sus rayos en las horas peligrosas.
4. Ríete tanto como puedas
La risa es un mecanismo natural e ideal para liberar endorfinas. Por eso, si tienes un día particularmente negativo, lo mejor que puedes hacer es buscar tu comedia preferida en Netflix, esa que sabes que te hace reír.
La risa es contagiosa y cura, por eso, cuanto más te ríes, más feliz estás, y así sucesivamente. ¡No desperdicies ninguna oportunidad de reír!
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5. Contacto físico
Las caricias, los besos y los abrazos ayudan a liberar y estimular las endorfinas. Por eso, cuando nos sentimos tristes lo único que queremos es que alguien nos acune en sus brazos.
Ni que hablar que el buen sexo también es un estimulante de endorfinas, ¡No dudes en recurrir a la intimidad para levantarte el ánimo!
6. Aprende algo nuevo
Al cerebro le encantan los desafíos. De hecho… ¡Es una de sus cosas preferidas! Por eso, aprender una nueva habilidad es una de las formas de estimular las hormonas de la felicidad y mejorar tu estado de ánimo. Y como si fuera poco, también ayuda a que tu cerebro se mantenga joven.
Cualquier habilidad vale, tocar un instrumento o tejer, aprender a bailar o armar un rompecabezas.
7. Conecta con la naturaleza
La naturaleza es otro gran estimulante de las hormonas de la felicidad. Para aprovechar sus beneficios, no necesitas mucho: una tarde de playa, un paseo por el parque, un día de camping.
Si vives en la ciudad, la naturaleza seguramente te hace falta. ¡Búscala!
Y tú, ¿Qué vas a hacer por tus hormonas de la felicidad?
Fuentes: