Tú quieres hacerlo todo: tener una vida interesante, tu negocio propio, viajar por el mundo, tener muchos amigos, las mejores fotos en Instagram, y así podemos seguir. El problema es que tienes 24 horas al día igual que todo el mundo.
Eso te da la sensación de estar siempre por detrás de las cosas, un sentimiento de ahogo que se vuelve difícil de manejar. ¿Te suena? Tal vez necesitas empezar a vivir más tranquilo.
¿Qué significa eso? Tomarte las cosas con más calma, aceptar que no te alcanzará la vida para hacerlo todo y que eso está bien, entender que el mundo sigue girando con o sin ti.
Ya sé lo que vas a decir: todo muy lindo, pero… ¿Cómo se hace?
La verdad es que no hay fórmulas mágicas, pero seguramente si aplicas estas ideas, ya notarás una diferencia. Recuerda: vivir más tranquilo depende de ti.
1. Cancela planes
Muchas veces aceptas planes que no son de tu agrado. O aún peor, que no tienen nada que ver con lo que esperas de tu vida. Simplemente por no decir que no, o por miedo al aburrimiento de estar en casa.
Pero mira tu agenda y pregúntate: ¿Realmente quieres ir de fiesta un jueves? ¿Tienes tantas ganas de ver a esa banda de rock?
Si la respuesta es no, cancela el plan. Si las personas con las que habías quedado son verdaderos amigos, te entenderán. Y, en adelante, antes de decir que sí a cualquier plan piensa bien si de verdad suma a tu vida.
2. Revisa tu lista de “cosas que debo hacer antes de los…”
Quizá de adolescente hiciste una larga lista de cosas que debías hacer o probar a lo largo de tu vida. Y quizá nunca más la has vuelto a mirar, y se haya convertido en algo así como los 10 mandamientos de tu vida.
Pero la vida cambia, cambian las ideas y también las circunstancias. Y la verdad, es que es probable que ya no te tienten tanto aprender a tocar el saxofón o estudiar japonés. ¿Por qué seguir cargando esa mochila?
Revisa tus “debería” con cierta asiduidad. Elimina aquello que ya no sirva, que ya no te entusiasme. Y lo que todavía te hace encender el corazón… ¡Hazlo prioridad y comienza hoy mismo!
3. Aprende a delegar
Si estás leyendo esto, apuesto a que te cuesta mucho delegar tareas. Eres de esas personas que se cargan todo a la espalda, que cuidan de todo el mundo, que se preocupan por todo y en un momento, se dan cuenta que están solas con un montón de responsabilidades que deberían ser compartidas.
¿He acertado? Pues bien, es hora de cambiar eso.
Si estás en pareja, recuerda que la casa es responsabilidad de los dos. Si tienes hijos, no tengas reparos en recurrir a los abuelos… ¡Ellos se pondrán felices! Y si no hay abuelos, tampoco debes sentir vergüenza por contratar una niñera para poder tomarte una noche libre.
No cargues con todo. Para vivir más tranquilo, debes aprender a delegar aquello que no es tu responsabilidad.
4. Pon los impuestos en débito automático
Te sacas de encima una enorme responsabilidad poniendo tus cuentas en débito automático. No tienes que ir todos los meses a pagar, te ahorras filas e inconvenientes.
Cuanto mucho, revisa cada tanto que esté todo en orden. ¡Usa Internet a tu favor!
5. Busca maneras sencilla de cuidarte
Es normal que quieras estar en forma, comer más sano, verte bien, etc. Pero no debes subestimar el tiempo y el esfuerzo que eso conlleva. Quizá te sientes tan estresado porque estás poniendo las expectativas demasiado altas.
Busca pequeñas cosas que hacer cada día para sentirte mejor contigo mismo, sin que eso signifique dedicarle todo tu tiempo libre a estar en forma.
6. Aléjate de las redes sociales
Las redes sociales son una gran fuente de estrés, y te impiden vivir más tranquilo. ¿Por qué? Es que esas discusiones interminables en Facebook, las malas noticias de Twitter y las vidas perfectas de los influencers de Instagram no son la realidad; son solo una pequeñísima porción de ella.
Entonces, te hacen creer que lo que haces nunca es suficiente, que jamás sabes demasiado, que todo está mal.
No te dejes engañar por los likes: las redes sociales no suben tu autoestima.
7. Haz cosas pequeñas
Cambiar el mundo quizá no esté al alcance de tu mano. Hacer un poco menos de basura, sí. Así con todo.
Tener sueños enormes vale la pena. Es lo que nos mueve día a día. Pero recuerda que esos anhelos son el horizonte, es lo que nos ayuda a movernos. Si te los pones como una obligación, vivirás con sentimiento de frustración y culpa.
Ponte metas pequeñas pero significativas, y tendrás una mayor sensación de realización personal sin tanto estrés.