Cuando se les pregunta a las personas qué es lo que más quieren en la vida, las personas ponen la felicidad en lo más alto de sus listas. Pero cuando se les pregunta qué creen que los hará felices sus respuestas suelen ser las siguientes:
Una relación, más flexibilidad en el trabajo, un mejor salario que provea para usted y su familia, un cónyuge más atento, un bebé, perder peso, padres más comprensivos y amorosos, y la lista continúa.
Si sus respuestas se parecen a estas, se llevará una sorpresa.
Ninguna de estas cosas lo hará sustancialmente más feliz. Esto no significa que el objetivo de encontrar la felicidad duradera sea poco realista o ingenuo. El problema es que tendemos a buscar la felicidad en los lugares equivocados.
¿Alguna vez nos detenemos a cuestionar si nuestras suposiciones sobre la felicidad son correctas?
Uno de los grandes obstáculos para alcanzar la felicidad es que la mayoría de nuestras creencias sobre lo que nos hará felices son, de hecho, erróneas. Estas ideas han sido inculcadas a través de familias y amigos así como por el sistema educativo y los modelos a seguir, reforzadas por las historias e imágenes siempre presentes en nuestra cultura.
Muchas de las supuestas fuentes de la felicidad parecen tan intuitivas y tan de sentido común que todos nosotros, ¡incluso los investigadores de la felicidad!, son propensos a caer bajo su hechizo. Aquí es donde la ciencia puede arrojar una luz clara y vívida.
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Sonja Lyubomirsky y los mitos de la Felicidad
Sonja Lyubomirsky, Ph.D., es Profesora Distinguida de Psicología en la Universidad de California y recibió su summa cum laude de la Universidad de Harvard por sus investigaciones científicas alrededor de la temática de la felicidad.
En su segundo libro, "Los mitos de la felicidad", basándose en estudios de investigación suyos y de todo el mundo, examina por qué los acontecimientos de la vida que suponemos deberían hacer feliz a una persona no lo hacen.
Mito 1: La felicidad radica en cambiar nuestras circunstancias
Esta es la clásica falacia de “Seré feliz cuando ______”. Una vez más, la investigación muestra que no funciona de esa manera. Cambiar tus circunstancias no importa en lo que se refiere a la felicidad.
Si quieres sentirte más feliz, trabaja en cómo piensas e interpretas los hechos de tu vida.
¿Por qué los cambios de vida representan tan poco?
Por una fuerza muy poderosa que los psicólogos llaman ‘adaptación hedonista’”.
Al principio, reaccionamos con fuerza a los cambios de circunstancias, pero, con el tiempo, sus impactos emocionales pierden fuerza. Damos por sentado las cosas buenas. En otras palabras, nos adaptamos. Sin duda has experimentado esto en tu propia vida. La emoción inicial de una nueva casa, auto o aumento de sueldo es maravillosa, pero el disfrute rara vez dura más de unas semanas.
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Mito 2: O lo tienes o no lo tienes
Muchas personas suscriben a esta noción de que nacemos felices o infelices, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Sí, es cierto que los genes marcan la diferencia, pero todavía hay mucho que puedes hacer para superar tu programación genética.
De acuerdo a las investigaciones de Lyubumoirsky en su primer libro, La ciencia de la Felicidad, las circunstancias de nuestra vida, como el lugar en que nacimos o el trabajo que tenemos, determinan nuestra felicidad únicamente en un 10%.
El otro 50% depende de nuestra herencia genética y el 40% restante depende de lo que pensamos y la forma en que actuamos deliberadamente.
Ese es el factor decisivo y donde se encuentra nuestro rango de acción para buscar la felicidad.
Mito 3: La felicidad debe encontrarse.
La felicidad no es algo que encuentras; es algo que creas para ti mismo.
Es algo que practicas, no algo que buscas. La felicidad radica en cambiar tu comportamiento, no en llegar a un lugar mágico en el futuro donde todas tus preocupaciones se calmarán. Ese lugar es alcanzable, pero requiere esfuerzo.
En su libro las actividades que, según sus propias investigaciones científicas, son las que hacen que las personas sean más felices son:
- Expresar gratitud
- Cultivar el optimismo
- Evitar el pensamiento excesivo y la comparación
- Practicar la amabilidad
- Practicar actos de bondad
- Fomentar y cuidar las relaciones sociales
- Desarrollar estrategias para afrontar el estrés
- Perdonar
- Cultivar las experiencias de flujo (Flow en inglés)
- Saborear las pequeñas alegrías de la vida
- Practicar la espiritualidad (no necesariamente la religión)
- Cuidar tu cuerpo: Practicar la actividad física y la meditación
La práctica que reúne a todas las actividades para la felicidad: La atención plena
La práctica informal de la atención plena no requiere tomarse ningún tiempo de su día.
En cambio, simplemente haces lo que estás haciendo actualmente de manera consciente. A esto lo llamamos alimentación consciente, cocina consciente, ducha consciente o desplazamientos conscientes. Hagas lo que hagas, le prestas toda tu atención y no piensas en otra cosa más que en lo que estás realizando, lo cual te ancla al presente.
Cuando te pierdes en tus pensamientos, vuelves a centrar tu atención en la tarea que tienes entre manos. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero esa es la esencia.
La práctica formal es la meditación, una actividad en la que buscamos focalizar la atención en el momento presente a través de distintas técnicas como la respiración, el escaneo corporal progresivo, los mantras, etc.
Si eres nuevo en esto, querrás comenzar con la práctica formal para tener una idea de lo que implica la atención plena y cómo se siente.