Por: Andrés Montenegro*.
Desde el pasado lunes 30 de mayo a las 00:00 hs hasta el miércoles 01 de junio a las 23:59 hs tuvo lugar uno de los sucesos de consumo masivo “más importante” en el país. Sí, exactamente, el famoso “Hot Sale” (o venta caliente).
Precisamente este concepto surge a raíz del lanzamiento de una serie y gran cantidad de “descuentos y promociones” para compras online y en la que miles de usuarios en internet participan activamente. Esta acción se realiza desde el año 2014 en Argentina, impulsada por la Cámara Argentina de Comercio Electrónico y donde participan distintas empresas y marcas.
¿Por qué sucede esto?¿Por qué tiene gran éxito dicha acción?
Los consumidores somos “depredadores” y estamos al acecho cuando intervienen campañas de productos y servicios con porcentajes para pagar menos o incluso hasta el 2x1. Nuestro alto poder de compra es lo que representa y sigue manteniendo un sistema capitalista vigente hasta la actualidad.
Pero dichas acciones no tienen en cuenta cómo impactan en el resto de la humanidad y en la vida del planeta. En términos de gases de efecto invernadero (GEI), el nivel medio de emisiones de una persona que forma parte del 10 % más pobre de la población mundial es sesenta veces inferior al de una persona que pertenece al 10 % más rico (OXFAM, 2015). Básicamente porque este tipo de iniciativas generan la necesidad de comprar y apunta a un público particular, específicamente a jóvenes entre 25 y 35 años de edad, que son quienes forman parte del consumo masivo en mayor medida.
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El consumo responsable o sustentable como alternativa
Por suerte, el paradigma de la sustentabilidad y el cambio hacia un modelo más amigable con el ambiente está tomando de a poco mayor relevancia. En ese sentido, en un estudio realizado por Mercado Libre Argentina, el 60% de los consumidores consideró que el impacto ambiental está presente a la hora de comprar y un 84% indicó que está dispuesto a pagar más por un producto sustentable que por un producto tradicional.
Es decir, debemos ser responsables a la hora de usar nuestro poder de compra, determinando patrones de consumo y analizando qué implicaciones ambientales tiene cada producto o servicio en base a la necesidad que realmente se tenga. Por lo que también, hay que pensar en el después de la compra: ¿cuánto tiempo dura lo que compramos?; ¿qué impacto tiene?; ¿se puede reciclar o reutilizar?. Estas son algunas de las preguntas importantes a realizar a la hora de tomar la decisión para comprar responsablemente- y no solo online.
Impacto ambiental y ser parte del cambio
Es verdad que existe una dicotomía, entre la necesidad de comprar y pensar en cómo esto genera un impacto negativo en el ambiente. Pero precisamente, existen alternativas por las cuales inclinarnos y que hacen tomar acción, aunque sea con un granito de arena a la lucha contra el cambio climático.
Nos encontramos, según la Organización de las Naciones Unidas, en la década de acción. Entonces, inclinarnos por un consumo responsable que genere un menor impacto en el planeta es una forma de iniciar el cambio. Si bien los cambios de hábito pueden llevar cierto tiempo, las posibilidades con las que contamos en la actualidad ayudan en un 100% a generarlos de manera más efectiva.
Un relevamiento muestra que hay un creciente interés por adoptar conductas responsables y un escaso conocimiento del mundo de negocios con propósitos socioambientales. Como bien sabemos, para producir se consume materia prima, energía, trabajo, etcétera. Al consumir producimos servicios, mercancías y una infinidad de bienes gratuitos. Todos necesitamos producir y consumir. La cuestión es qué efecto tiene aquello que producimos y consumimos sobre el conjunto de la vida en el planeta.
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Es posible contribuir de manera positiva al desarrollo sostenible desde los negocios sustentables, seamos entonces partícipes del cambio y de la transición positiva hacia un mundo mejor e inclusivo con nuestras conductas a la hora de comprar.
* Andrés Montenegro, Coordinador de Comunicación y Prensa en el Centro de Desarrollo Sustentable GEO de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.