El gran problema de las botellas de agua es que, por menos plástico que utilicen, siguen siendo plástico y tardará un tiempo considerable en degradarse. En el mejor de los casos puede reciclarse, pero no en todo el mundo los sistemas de recolección son tan buenos como para reunir la mayor cantidad de PET consumido para su reutilización.Por eso, en los últimos años surgieron alternativas que van desde envases de origen vegetal, hasta prendas de vestir que reutilizan el material.Sin embargo, la propuesta más revolucionaria llegó recientemente de la mano de estudiantes de diseño de Londres. Se trata de Ooho, un envase biodegradable y comestible que se puede crear en el hogar.Inspirados en técnicas de gastronomía molecular, el español Rodrigo García González y los franceses Guillaume Couche y Pierre Paslier diseñaron esta especie de bolsa hecha a base de algas pardas y cloruro cálcico. Las dos capas de membrana se consiguen a través de un proceso culinario llamado esferificación, por el cual los alimentos se encapsulan con texturas de gelatina. Antes de envasarla, el agua debe congelarse para evitar que se mezcle con los otros ingredientes.El resultado es un envase sencillo, resistente, higiénico y biodegradable, que propone reemplazar a las clásicas botellas de plástico. Otra característica es su bajo costo, dado que producir cada bolsa demanda un par de centavos (a diferencia del agua embotellada, donde lo más caro resulta el PET). De acuerdo a sus creadores, los consumidores más habilidosos pueden crearlas por su propia cuenta y hasta probar nuevas recetas.