En Mayo del 2017 desarrollamos una encuesta en estudiantes de escuelas primarias de Iquitos, la ciudad más importante de la Amazonía peruana, y los resultados nos permitieron comprobar algo que ya veníamos suponiendo desde hace unos años, y es que cerca del 80% de los encuestados, no habían tenido la oportunidad de experimentar un contacto positivo con la naturaleza. Es decir, casi la mayoría de los niños de la ciudad de Iquitos, no conocen su selva.

En las últimas décadas, se viene registrando a nivel mundial un enorme descenso de la experiencia directa de contacto con la naturaleza. Esto es debido básicamente a la perdida de los hermosos espacios naturales cercanos a las ciudades producto del crecimiento urbano no planificado, además de que se ha registrado un aumento exponencial en el uso de la tecnología con propósitos recreativos, reemplazando a los tradicionales juegos al aire libre que muchos de nosotros tuvimos el privilegio de experimentar en la infancia.

Actualmente a esta desconexión se la conoce también como Déficit de Naturaleza en los Niños. Este contacto positivo con entornos naturales es sumamente importante en el desarrollo intelectual, emocional, social, espiritual y físico en la vida de todo niño, especialmente en el periodo de la infancia media donde es crucial para el desarrollo de la creatividad, teniendo además un poderoso impacto en la reducción del estrés.

Pero, además de ello, debemos considerar uno de los efectos más importantes del contacto positivo con la naturaleza y es el que está relacionado con el desarrollo de empatía hacia ella, es decir, el pasar tiempo en espacios naturales nos permite aprender a valorar y respetar todas las formas de vida, comprendiendo el valioso rol que juegan los ecosistemas para nuestra propia supervivencia.

Esta necesidad de conexión se hace más latente en lugares como la Amazonia peruana, la misma que a pesar de ser considerada como uno de los lugares más importantes del mundo por su biodiversidad, no escapa a la desalentadora tendencia global de pérdida de hábitats cuyas cifras crecen a un ritmo alarmante.

Iquitos
es un claro y triste ejemplo, pues es uno de estos lugares en donde se visualizan los impactos de un crecimiento urbano desordenado. Una ciudad amazónica que está perdiendo los pocos espacios de bosque cercanos, dejando de lado así también la oportunidad de que las nuevas generaciones cuenten con lugares donde desarrollar la empatía hacia la naturaleza a través del contacto con ella. En un futuro cercano será muy difícil contar con adultos que cuiden a la Amazonia si de niños no aprenden a amarla ni tienen la oportunidad de sentirse identificados con ella como agentes activos de su conservación.

Proyecto ''Huayo y los Salvaplaneta en tu Escuela''

Actualmente y con el propósito inspirar en niños y adultos a reconectarse con la Amazonia, venimos desarrollando el Proyecto ''Huayo y los Salvaplaneta en tu Escuela'', una iniciativa impulsada por diversas instituciones ambientalistas y de responsabilidad social en la que a través de las artes escénicas y el uso de divertidos personajes, comunicamos a niños y grandes sobre la importancia de respetar a todas las formas de vida, inspirando además a que las familias puedan pasar más tiempo en contacto con la naturaleza a través actividades tan simples como trepar los árboles, correr en el césped, nadar, explorar o tan solo contemplar el paisaje.

En el 2016, el Proyecto Huayo y los Salva Planeta llegó a más de 16000 niños en 40 escuelas de Iquitos y se está trabajando para llegar con el mensaje a miles de niños a nivel nacional, no solo con el propósito de inspirar a las familias sino también para que las autoridades asuman un rol más responsable en la planificación urbana y comprendan la importancia de contar con espacios naturales de uso y disfrute público.

La conservación de nuestra Amazonia es tarea de todos y son nuestros niños quienes desde ya juegan un papel transcendental en este proceso. Por lo tanto seamos adultos responsables y comprometidos y permitamos que nuestros niños tengan la oportunidad de enamorarse de la naturaleza; estimulémolos para que pasen momentos positivos en ella; e inspirémolos además para que sean agentes de cambio que ayuden a buscar soluciones a los problemas ambientales que presenta nuestra comunidad, pues al fin de cuentas no se trata de preguntarnos sobre qué planeta le estamos dejando a nuestros hijos, sino,  pensar en qué clase de hijos le estamos dejando a nuestro planeta. 

Nota por Blgo. Javi Velásquez Varela