¿De dónde provengo? ¿En dónde estoy? ¿Quién soy realmente? Son las preguntas que nuestros ancestros, entre ellos Aristóteles, se hicieron cuando observaron el mundo a su alrededor. Incluso, Aristóteles pensó que teníamos un refrigerador en la cabeza, el cual era el responsable de regular la sangre al cerebro. Esta fue su manera de investigar cómo trabaja la mente y el cuerpo humano, nos relata el neurocientífico Ignacio Morgado.
Estas interrogantes también marcaron el comienzo de “Materia gris” (2021). Uno de los libros más actuales escrito por el profesor de psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona. En este se realiza un repaso en la historia y en la ciencia donde se le hace la invitación al lector de hallar “la apasionante historia del conocimiento del cerebro”.
¿Cuánto conocemos acerca del cerebro y por qué es el órgano más complicado del cuerpo humano?
En la conferencia que da comienzo a la versión digital de “Hay Festival Arequipa”, el catedrático nos ofrece distintas respuestas.
“Lo que hoy nos resulta conocido y nos parece normal, tiempo atrás fue desconocido y misterioso”, relata en su obra. ¿Por qué fue tan complejo entender el funcionamiento del cerebro humano?
Conocer que los seres humanos pensamos con el cerebro es algo muy reciente. El catedrático le relata en distintas oportunidades a sus alumnos: “Sé que están seguros de que pensamos con el cerebro, pero ¿cómo lo saben? ¿Es que sienten el cerebro pensando o trabajando?”
La realidad es que no, las personas no pueden sentirlo. No existe nada que lo indique, ni siquiera de forma intuitiva, que pensamos con este órgano. Lo que actualmente conocemos es gracias al aprendizaje proveniente de la ciencia y la cultura.
De hecho, por muchos siglos existieron muchas personas que afirmaron que no era el cerebro quien ejercía la función del pensamiento y razonamiento. Estas funciones le eran atribuidas a otros órganos del cuerpo.
Incluso, llegó a decirse que el cerebro era un refrigerador, y sí, ¡fue Aristóteles quien hizo tal afirmación! El gran padre de la filosofía.
Analizar el estudio de Aristóteles es impresionante porque los errores que cometió se apoyaban en importantes aciertos. En elementos que observó y le resultaban normales para comprender que era imposible que este órgano ubicado en la cabeza fuera asociado a la sensibilidad.
Por el contrario, Aristóteles llegó a la conclusión de que el corazón era el responsable de esta función. Pero concordó en que el cerebro también debía tener una utilidad para el cuerpo humano. De acuerdo con lo dicho por Aristóteles, teníamos un refrigerador en la cabeza; una teoría impresionante.
Al reflexionar sobre la estructura de este órgano, llegó a la conclusión de que era un refrigerador sanguíneo en la cabeza. El corazón, al ser el órgano sensitivo, estimulaba frecuentemente el líquido en sus momentos pasionales. Por consiguiente, el cerebro se encargaba de refrigerarla, devolviéndola al resto del cuerpo para el normal funcionamiento.
Transcurrieron muchos años antes de abandonar esos ideales. Pero inclusive en la actualidad, muchas personas le atribuyen al corazón una competencia cognitiva y mental que este órgano no posee.