El calendario etíope está siete años y ocho meses por detrás del calendario occidental, lo que hizo que el sábado pasado fuera el comienzo de 2014. Pero este país decidió que sus años durarían 13 meses: todos los detalles sobre su curioso calendario
Esto se debe a que se calcula el año de nacimiento de Jesucristo de manera diferente. Cuando la Iglesia católica enmendó su cálculo en 500 d.C., la Iglesia ortodoxa etíope no lo hizo.
Como resultado el año nuevo cae el 11 de septiembre en el calendario occidental, o el 12 de septiembre en los años bisiestos, al comienzo de la primavera.
Los niños de la mayoría de los países del mundo hacen rimas para aprender cuantos días tiene cada mes del año, pero los de etiopia no. En este país es simple: 12 meses tienen 30 días cada uno y el 13vo, último del año, tiene cinco o seis días, dependiendo de si es un año bisiesto.
El tiempo también se cuenta de manera diferente: el día se divide en dos franjas horarias de 12 horas a partir de las 06:00, lo que hace que tanto el mediodía como la medianoche sean las seis en punto en hora etíope.
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Único país africano jamás colonizado
Italia intentó invadir Etiopía, o Abisinia, como también se la conocía, en 1895, cuando las potencias europeas estaban dividiendo el continente africano entre ellas, pero sufrió una derrota humillante.
El país europeo había logrado colonizar la vecina Eritrea después de que una compañía naviera italiana comprara el puerto de Assab en el Mar Rojo. Pero unos años más tarde, cuando los italianos trataron de penetrar más en Etiopía, fue derrotada en la Batalla de Adwa.
Italia se vio obligada a firmar un tratado que reconocía la independencia de Etiopía, aunque décadas después el líder fascista Benito Mussolini lo violó y ocupó el país durante cinco años.
Uno de los sucesores de Menelik, el emperador Haile Selassie, aprovechó su victoria ante los italianos para impulsar la creación de la Organización de la Unidad Africana (OUA), ahora Unión Africana, que tiene su sede en la capital de Etiopía, Adís Abeba.
"Nuestra libertad no tiene sentido a menos que todos los africanos sean libres", dijo Selassie en el lanzamiento de la OUA en 1963, una época en la que gran parte del continente todavía estaba gobernado por potencias europeas.
Selassie invitó a quienes lideraban la lucha contra el colonialismo a recibir capacitación, incluido Nelson Mandela de Sudáfrica, a quien se le otorgó un pasaporte etíope, que le permitió viajar por África en 1962.
Mandela escribiría más tarde sobre lo especial que se sintió al visitar Etiopía: "Sentí que estaba visitando mi propia génesis, desenterrando las raíces de lo que me convirtió en africano".
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