Entendemos la vida a través de historias. Podemos comprender hechos, leer datos concretos y objetivos, pero nuestra mejor solución para comprender la vida y, sobre todo, para comprendernos a nosotros mismos, es a través de la magia de las palabras.
Las historias contienen sabiduría ancestral, nos conectan con nuestros orígenes y nos acercan a la verdad de lo que somos por naturaleza, por eso podemos conectar con esos relatos que tienen siglos de antigüedad y que provienen del otro lado del planeta. Una de esas historias es la siguiente.
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La anciana y la aguja
Un día, la gente vio a una anciana buscando algo frente a su humilde hogar. Algunas personas se acercaron para intentar ayudarla.
– ¿Qué ha perdido?
– Mi aguja – dijo ella.
Todos se pusieron a buscarla pero pasado un rato, alguien le preguntó:
– La calle es muy larga y la aguja muy pequeña, ¿puedes decirnos donde cayó?
– Dentro de mi casa – respondió la anciana.
Las personas la miraron asombrados. Algunos incluso se molestaron.
– ¿Acaso te has vuelto loca? ¿Por qué buscas la aguja en la calle si está dentro de tu casa?
La anciana, sonriente, les respondió:
– Porque dentro de la casa no hay luz.
– Entonces lo más sensato es encontrar una lámpara y buscar adentro.
La anciana rio y les dijo:
– Son muy inteligentes para las cosas pequeñas, ¿cuándo van a usar esa inteligencia para su vida interior?
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¿Qué nos dice esta historia?
La fábula de la anciana nos recuerda que desde siempre, hemos buscado la solución a nuestros problemas fuera de nosotros, cuando en la mayoría de los casos la respuesta a las incertidumbres se encuentran en el interior.
Culpamos a los demás de las cosas que nos suceden, maldecimos al viento y atacamos a los otros, pero la semilla donde germina todo lo que vemos mal y que necesitamos transformar, no está en ellos, sino en nosotros. Tal vez tengan algo de responsabilidad, pues la vida nos pone obstáculos que a veces están fuera de nuestro control, pero eso también implica que nosotros debemos enfrentarlos de la mejor manera y eso siempre sucede cuando miramos hacia nuestro interior.
Correr la mirada hacia nosotros mismos nos pondrá en el verdadero camino de la felicidad.
Otra manera de entender la fábula es que todos tenemos esa aguja perdida. Siempre estamos buscando algo y la mayoría de las veces lo hacemos fuera de nosotros, en un auto, una pareja, un trabajo nuevo y muchas otras cosas, pero realmente lo que necesitamos no lo encontraremos en la calle, sino en nuestro interior.
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