Por un mínimo porcentaje de diferencia, el economista de 72 años AlexanderVan Der Bellen asumió como presidente en Austria, dejando por detrás en segunda vuelta a NorbertHofer, su contrincante, solo por un0,6% de los votos. Laventaja fue determinada, finalmente, por el voto por correo.
Alexander fue militante del Partido Socialdemócrata Austríaco, pero más tarde se volcó alactivismo ecologista, luego de ser testigo de una ocupación de tierras para evitar la construcción de una planta nuclear. Participó y lideró el partido Los Verdes, pero a estaselecciones se ha presentado como independiente.
A partir de la crisis migratoria, en Europa ha crecido una tendencia fuertemente xenófoba que apuesta a reforzar la seguridad de cada frontera.
Según la agencia Reuters, la proporción de solicitantes de asilo por número de habitantes de Austria es la tercera más alta de Europa. En este contexto, la posibilidad tan cercana de que ganara Hofer representaba la profundización de una ideología nacionalista y para muchos neonazi, ya que su partido (Partido de la Libertad de Austria o FPÖ) se caracteriza por tener una línea conservadora y nacionalista; incluso ha sido fundado por antiguos miembros de la SS.
En este sentido, una de las características que diferencia a Alexander se encuentra en su origen: su familia huyó de la ex Unión Soviética y esto parece haber marcado su experiencia: “He experimentado cómo Austria se levantó de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, causada por la locura del nacionalismo”, señaló durante su campaña, donde también se encargó de resaltar que estaba dispuesto a "ser el presidente de todos los ciudadanos que vivan en Austria aun sin ser austriacos".
Si bien el candidato ecologista triunfó, la escasa diferencia de votos es una alerta. No se trata de tener miedo, pero sí de tener en cuenta que ideologías que ven al "otro" como una amenaza siguen teniendo adeptos en muchos lugares del mundo.
Es sabido que un gobierno de estas características, en una región marcada por una historia difícil y dolorosa que aun no ha cicatrizado, podría generar un efecto contagio en el resto del continente. Sin embargo esto no ha sucedido así, y esperamos que el efecto positivo también logre contagiarse para conformar políticas inclusivas e igualitarias que trasciendan las fronteras.
El nuevo presidente austriaco asumirá el 8 de julio y gobernará durante los próximos seis años.