A la hora de formar una pareja, la mayoría de nosotros soñamos con que sea para toda la vida. Lógicamente, esa fantasía a veces se cumple y a veces, no.
Pero lo que debes saber es que, pase lo que pase, la relación no será siempre igual. Incluso aunque tu alma gemela haya llegado para quedarse, debes estar preparado para que la relación vaya cambiando con los años.
Es lo normal y, de hecho, cada etapa tiene cosas maravillosas. Pero siempre es bueno saber qué es lo que te depara el futuro. Distintos especialistas han elaborado una guía de 6 etapas por las que pasan todas las relaciones. ¡Conocelas!
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1. Enamoramiento (del primer mes a los 18 meses; máximo: 30 meses)
Esta primer etapa es la más apasionada, y seguro que has llegado a vivirla alguna vez. Es el tiempo en el que quieres pasar todo el tiempo con tu pareja, por lo que se la llama también “etapa de fusión”.
Es el momento de las mariposas en la panza y el corazón hinchado de amor. El problema de muchas parejas es que no saben que esta etapa nunca dura para siempre.
Lo que sucede es que el cerebro, durante este tiempo, libera altas dosis de dopamina y norepinefrina. Son las mismas sustancias que se liberan, por ejemplo, al consumir cocaína.
Este efecto solo tienen una vida máxima de 30 meses. Luego, el cerebro (al igual que sucede con las drogas) genera mecanismos de tolerancia, es decir, se necesitan cada vez mayores cantidades de estimulantes para producir el mismo efecto.
Es una forma de autodefensa, pues el cerebro no está preparado para estar toda la vida con tales dosis de estímulos sin terminar dañado.
Debes saber que esta hermosa etapa de amor está destinada a acabar, y que eso no tiene que ver con la persona que tengas al lado. Es una cuestión física. Si logras superar esta etapa con tu pareja y, aún así quieres seguir a su lado, haz dado un paso muy importante.
2. Conocimiento (18 meses a 3 años)
La etapa de enamoramiento tienela particularidad de que la otra persona se nos presenta como alguien perfecto. Pero, a medida que el enamoramiento va acabando, empieza un conocimiento más profundo del otro.
Aparece entonces una confianza mucho más afianzada, pero también uno empieza a conocer las partes malas del otro. En realidad, eso hace a la relación mucho más genuina, pues nadie es perfecto.
En esta etapa la pareja empieza a asentarse, y cada miembro de la misma, a ocupar ciertos roles.
3. Convivencia (2º y 3° año)
Generalmente, al segundo o tercer año de pareja, aparece la idea de la convivencia.
Aunque no todas las parejas se van a vivir juntas después de una cantidad determinada de años, es más posible que suceda en este momento. Pero, incluso aunque la pareja no conviva, la etapa se caracteriza por lo rutinario.
Baja la regularidad del sexo, y se empieza a vivir la relación desde otros lugares. Armar el “nidito” de amor, hacer planes y proyectos en conjunto, pensar en el futuro.
La rutina puede dar lugar a discusiones y problemas. Pero también se amplía mucho el grado de conocimiento mutuo. Prácticamente ya no hay secretos.
Las discusiones ayudan a elaborar acuerdos, y esta etapa es esencial para determinar qué es lo que uno tiene que dar de sí para que la pareja funcione.
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4. Autoafirmación (del 3° al 4º año)
En estos años, los dos miembros de la relación, en un punto, han sido uno: la pareja. Pero a partir de esta etapa, regresa la necesaria autoafirmación personal.
Los miembros de la pareja se tienen confianza suficiente como para empezar a recuperar espacios individuales. Las salidas con amigos, el comienzo de nuevas etapas personales, recuperar viejos proyectos personales guardados.
Esta etapa genera un sano desapego. Los enamorados entienden que haber decidido tener una vida en común no es sinónimo de perder su propio ser.
Eso sí: para que la pareja pueda superar esta etapa, tiene que haber mucha confianza y autoestima. Pues para alguien inseguro, esta individualización puede verse como una amenaza, y terminar disolviendo la pareja.
5. Crecimiento (del 5º al 15º año)
Pasada la 4ta etapa (una de las más difíciles) aparece un momento largo y tranquilo. Se trata del crecimiento personal y como pareja.
Para muchos es el momento de tener hijos, formar una familia. Para otros, es la etapa de encarar proyectos más grandes, como un negocio propio, ir a vivir a otro país, etc.
Las posibilidades son infinitas, pero por lo general regresa el entusiasmo pero desde otro lugar. Ahora la pareja es mucho más estable y madura, y la emoción viene de la idea de encarar grandes proyectos de a dos.
Para que se supere esta etapa es imprescindible que ambas personas tengan las mismas metas, y una absoluta compatibilidad. Pues es el momento de encarar cuestiones a largo plazo, y no ir en la misma dirección es sinónimo inequívoco de que las cosas no van bien.
6. Adaptación (del 15º al 25º año)
Esta última etapa es crucial. En ella, la pareja ya se ha consolidado internamente, pero ahora debe hacer frente a situaciones externas. La independencia de los hijos, el paso de los años, los cambios familiares.
Esta etapa puede resultar ser en la que la pareja termina definitivamente por consolidarse o se rompe. Es particularmente difícil si esta etapa coincide con la flor de la edad.
Para muchas personas, en ese momento, se presenta la sensación de que “el tren se va”. Y entonces deciden acabar con la relación y buscar nuevos rumbos.
Si logran adaptarse a todos los cambios y encontrar nuevas actividades y desafíos a los que hacer frente juntos, es casi seguro que la relación durará toda la vida.
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Y tú, ¿en qué etapa te encuentras?