Quizás alguna vez te pasó a ti de pequeño/a, o has visto a algún niño/a hacer un "berrinche" porque tenía sueño. Pues bien, cuando llegamos a adultos, ¿esa necesidad se va o simplemente aprendemos a obviarla?

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Una neurocientíficaespecializada en sueño de la Universidad de Massachusetts Amherst (EEUU) se propuso investigar si realmente podía encontrarse alguna relación entre dormir la siesta y controlar mejor las emociones.

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Su investigación llegó a la conclusión de que el sueño tiene un rol fundamental al momento de codificar la información del día a día y es, por lo tanto, esencial en la construcción de los recuerdos.

Ahora bien, hay recuerdos que activan el núcleo emocional del cerebro (complejo o cuerpo amigdalino); por eso no nos acordamos de todo de la misma manera.

Es ese núcleo el que califica algunos recuerdos como más significativos que otros. Durante el sueño se procesan y reiteran durante más tiempo, fijándose y pudiéndose volver a recuperar en el futuro.

Otro estudio desarrollado en la Universidad de Tuebingen, en Alemania investigó el comportamiento de niños y niñas comparando sus respuestas emocionales de acuerdo a si habían o no dormido.

La siesta

De acuerdo a lo estudiado, la siesta contribuye al procesamiento de la memoria emocional en los niños.

Esto explicaría por qué los niños/as, si no duermen siesta, se vuelven hipersensibles a los estímulos emocionales.

Según la misma investigación, esto también valdría para los adultos, ya que aunque tenemos un hipocampo más madero, a medida que envejecemos necesitamos consolidar aún más los recuerdos.

¿Qué opinas tú de esto? La siesta, ¿te pone de mejor o peor humor?

Fuentes:

BBC