Los ataques de pánico o trastornos de ansiedad son muy comunes en estos tiempos y suelen repetirse en personas de diferentes rangos etáreos. Los malestares son físicos pero, según dicen los especialistas, tienen orígen psíquicos. Las causas pueden ser muchísimas, haber vivido una experiencia traumática o padecer de estrés, pueden ser alguna de estas. Sin embargo, lo que ocurre es que un factor, ya sea interno o externo del cual, la mayoría de las veces no somos conscientes, detona una alarma en nuestro cerebro y se manifiesta en síntomas físicos como taquicardia, sudoración, dificultad para respirar, adormecimiento de manos y piernas y sensaciones de miedo y angustia.
Para poder tratarlo, es necesario conocer cada uno de los síntomas que pueden llegar a aparecer y conocer algunas técnicas para calmar el estado de crisis. Sin embargo, lo más importante es no dejar pasar estos síntomas y, ante una primera aparición, consultar con médicos especialistas para comenzar un tratamiento que logre determinar cuales son las causas de la presencia de un fenómeno de estas características.
¿Qué es un ataque de pánico?: claves para detectar una crisis de ansiedad.
Es imposible que un ataque de pánico pase desapercibido ya que el malestar que que se siente es muy intenso. Es necesario saber que eso que está ocurriendo es un ataque de ansiedad ya que de esta forma, al reconocer lo que está ocurriendo, es más fácil superarlo. Los síntomas suelen aparecer son psíquicos, pero al ser tan profundos se traducen en malestares físicos. Cada persona transita este momento de forma diferente y por es es difícil generalizar. Sin embargo, los síntomas más comunes que suelen aparecer en este tipo de episodios son:
Sensación de miedo: No importa lo que está ocurriendo alrededor. Un pensamiento negativo, un recuerdo, o simplemente un factor que no reconocemos, puede despertar la sensación de pánico, de sentir que se está perdiendo el control de la situación. Esto llevará a que la mente lleve a nuestros pensamientos por mal camino y nos haga sacar suposiciones incorrectas y pensar de más llevándonos a sentir muchísimo pánico e impotencia.
Sentirse fuera del mundo: si bien es muy difícil explicar como se transita este síntoma, se trata de sentir que todo lo que está alrededor se aleja, que el cuerpo se separa de la cabeza y que todo lo que está alrededor podemos verlo y oírlo pero como si fuese algo lejano que en realidad no existe.
Opresión en el pecho: todos estos malestares pueden hacer sentir una gran opresión en el pecho causada por la angustia de sentir que se está perdiendo el control de la situación.
Falta de aire: es posible que el aire comience a faltar o uno comience a respirar e forma más agitada que de costumbre. El pánico hace que el corazón comience a acelerarse. Esta sensación repercute directamente en la respiración haciendo que cambie su ritmo.
Temblores en el cuerpo y taquicardia: El miedo hace que las palpitaciones del corazón se aceleren y suframos trastornos como temblores en diferentes partes del cuerpo y sudoración excesiva.
Cambios en la temperatura corporal: todas estas sensaciones hacen que el cuerpo comience a manifestar sensaciones de frío y de calor. Las mismas pueden variar de un momento a otro.
¿Cómo tranquilizar un ataque de pánico?
Los trastornos de ansiedad tienen solución. Muchas veces quienes sufren de estos trastornos piensan que nunca van a poder resolver su problema. Sin embargo, es una problemática completamente tratable. Lo más importante de todo es realizar un tratamiento médico y psicoanalítico para poder encontrar las causas de origen del problema y así, lograr de a poco solucionarlo.
Existen ciertas técnicas que se pueden emplear para poder controlar la crisis de pánico mientras se están sucediendo y lograr mantener la calma y volver en sí. Incluso, si te encuentras con alguien que está padeciendo esta crisis, puedes ayudarlo a emplear estas herramientas para salir del estado crítico. Lo central de estas técnicas es entender que los ataques de ansiedad son, por lo general, trastornos psíquicos y que, por ende, la mayor parte de estas sensaciones se alojan en la mente. Si uno piensa demasiado lo que está ocurriendo, el pánico incrementa. Por eso, es importante despejar la cabeza de malos augurios y pensamientos negativos.
Respirar profundamente: uno de los síntomas del ataque de pánico es la sensación de falta de aire. Por eso, lo mejor es intentar lograr la concentración y respirar profundamente para reducir el estrés y proveerle al cerebro el oxígeno necesario. Es recomendable tomar un máximo de 8 respiraciones por minuto, tomando 4 segundos de intervalo entre cada inhalación y manteniendo el aire en la boca de 2 a 3 segundos. En caso de notar que la respiración es muy agitada y que se vuelve muy complicada la tarea de respirar profundo, se recomienda hacerlo en una bolsa de papel, la cual debe ser colocada en la boca mientras se respira. De esta manera, muy de a poco se va reduciendo el ritmo de la respiración.
Distraer la mente: en medio de una ataque de ansiedad es posible que los pensamientos que se nos crucen por la cabeza sean desmotivantes. Es por eso que es recomendable distraer a la mente de esos pensamientos tratando de mantener la concentración en una tarea. Por ejemplo, contar hasta 100 de 3 en 3, o pensar en la letra de una canción, o decir el abecedario varias veces. Lo importante de esta tarea es que retenga la atención y concentrar los pensamientos en otro lugar que no sea el pánico.
Practicar la relajación muscular: A medida que se realiza una respiración calmada y ordenada, el proceso consiste en viajar lentamente por el cuerpo, relajando cada parte del cuerpo. Este proceso tiene como objetivo dos cuestiones: por un lado, obliga a estar concentrado en una tarea, y, por el otro ayuda a relajar el cuerpo. Lo recomendable es hacerlo de arriba hacia abajo tensando cada músculo por diez segundos y luego liberando esa tensión, se puede hacer varias veces en diferentes lugares del cuerpo.
Escribir las sensaciones: Una vez que los ataques finalizan, la persona que los ha padecidos no suele tener un registro literal de lo ocurrido. Las sensaciones son tan encontradas y todo ocurre de forma tan inconsciente que es imposible registrar las sensaciones por las que se transita. Una forma de distracción y, a la vez, de registro, es escribir a medida que está ocurriendo todo. De esta manera, es una actividad que puedes hacer para calmar la ansiedad y para tener mejores herramientas si en un futuro el episodio vuelve a ocurrir.
Utilizar la musicoterapia: La música ayuda al cuerpo a relajarse. Por eso es bueno armarse una lista en la computadora o en un reproductor de mp3, con diferentes sonidos y canciones que te hagan viajar hacia un bello lugar y te den sensación de seguridad y calma. Lo recomendable es usar auriculares para anular ruidos que vengan el exterior y lograr concentrarte en la música. A medida que la canción vaya sonando, es bueno centrarse en la melodía y la letra, de esa manera concentrar los pensamientos en un lugar lejos del miedo.
Realizar ejercicio: esto ayudará a liberar endorfinas y esas ayudarán a aumentar los sentimiento de felicidad y paz. Lo mejor es salir a dar una vuelta o realizar algunas posturas de yoga. Un poco de ejercicio suave ayudará a aliviar las sensaciones negativas.
Consulta un terapeuta: todos estos consejos son recomendados para superar el momento. Sin embargo, una vez que el episodio termina, es muy necesario consultar a un terapeuta, ya que de esa forma se podrá tratar el problema de forma más profunda y asi lograr evitar que no vuelvan a aparecer estos síntomas.
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