En el incesante viaje hacia la longevidad y el bienestar, a veces, las respuestas más efectivas se encuentran en las prácticas más simples y olvidadas. El doctor Vicente Mera, experto en longevidad, destaca en su libro "Joven a cualquier Edad" (Ed. HarperCollins) una recomendación que, aunque nos ha sido transmitida desde la infancia, a menudo subestimamos: masticar bien los alimentos y disfrutar de una comida pausada. Este hábito, más allá de prevenir atragantamientos, emerge como una joya para mejorar la digestión y deshincharse.
La premisa es clara
La calidad de la digestión comienza en la boca. El doctor Mera resalta que el 10% del proceso digestivo tiene lugar en este primer paso, donde la enzima ptialina salival inicia la descomposición de los alimentos. Comparándolo con el prelavado de una lavadora, ilustra cómo la masticación adecuada es esencial para garantizar una digestión más liviana y eficiente.
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Aunque existen teorías sobre el número exacto de veces que debemos masticar (algunas sugieren 30 veces), la clave radica en hacerlo lentamente hasta que los alimentos estén completamente triturados. La nutricionista Fran Sabal enfatiza la necesidad de convertir los sólidos en líquidos y masticar los líquidos como si fueran sólidos, subrayando que este proceso libera enzimas importantes para una digestión saludable.
La nutricionista y doctora en farmacia Amil López sugiere masticar cada bocado cinco veces, activando así hormonas que regulan la ingesta y frenan la sobreingesta. Esta práctica consciente, además, fomenta la sensación de saciedad, contribuyendo a evitar el consumo excesivo al dar tiempo al cuerpo para reconocer su llenura.
Masticar despacio no solo beneficia la digestión y la saciedad, sino que también se convierte en un aliado para la salud dental. El odontólogo Iván Malagón destaca la importancia de la masticación para la producción de saliva, crucial para regular el pH bucal y mantener el equilibrio del microbioma oral.
Fuente: Vogue.es