Un vientre artificial puede parecer una idea futurista, pero un grupo de profesionales del Instituto de Investigación del Hospital de Niños de la Universidad de Filadelfia prácticamente lo ha convertido en realidad. Han desarrollado un dispositivo extra-uterino que podría servir para salvar la vida de millones de bebés que nacen prematuros.
El dispositivo consiste en una bolsa repleta de un fluido similar al líquido amniótico, y ha sido probado con un cordero bebé. El animalito había nacido antes de tiempo, y fue trasladado al vientre artificial, en donde sus pulmones y su cerebro se desarrollaron tan bien como lo hubieran hecho si continuaba en el útero.
El avance es realmente esperanzador para muchas familias, ya que solo en Estados Unidos nacen cada año 30,000 bebés entre las semanas 23 y 26 de gestación, de los cuales solo el 30% sobrevive; y muchas veces con graves secuelas.
El cirujano Alan Flake, que estuvo a cargo del desarrollo del proyecto, explicó a los medios que: “Los niños que nacen prematuros necesitan urgentemente un puente entre el vientre materno y el mundo exterior”.
Si los bebés estuvieran en un entorno similar al útero hasta las 28 semanas, sus chances de vivir aumentarían drásticamente.
La bolsa-útero, o "Biobag", como la han llamado, consta de tres partes: una bolsa transparente que protege al recién nacido; una solución que imita al líquido amniótico del útero; y un tubo que permite la circulación de la sangre del feto para que cambie dióxido de carbono por oxígeno.
Los expertos explicaron que uno de los mayores avances es el sistema de circulación artificial. La conexión entre los fetos y sus madres es delicada: si la sangre no fluye lo suficiente, el oxígeno no alcanza, pero si la presión es excesiva puede dañar el corazón del bebé.
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