El mundo está cambiando y ésa es una realidad que ya no podemos evadir. Temperaturas que ascienden, aguas que se elevan, mayor cantidad de lluvias y sequías, son algunos de los cambios que ya no solo vemos a través de las noticias, sino también en primera persona, en nuestra ciudad. Pero algunos todavía suelen creer que solo se trata de cuestiones macro, que no nos inciden directamente y por las que aún no tenemos que preocuparnos. Un estudio publicado en la revista Environment International, es uno de los ejemplos que lo desmiente, y que ha hecho tomar conciencia a los que todavía ni siquiera se habían atrevido a pensar en ello.
De acuerdo a esta investigación, realizada por científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la contaminación ambiental tendría más influencia de la que se cree en el cerebro de los niños.
Según lo estudiado, los científicos señalan que la exposición a los hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA), que son contaminantes del aire que se forman como resultado del uso de combustibles fósiles y biomasa, además de otros factores como el humo del cigarrillo y el uso de automóviles, podría incidir sobre el volumen de los ganglios basales y se relacionaría con la aparición de síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños.
Para realizar el estudio, el equipo midió los niveles de contaminación de 39 escuelas de Barcelona (España) y tomó imágenes por resonancia magnética de más de 200 niños y niñas de entre 8 y 12 años. A ellos también se le realizaron test para la detección de Trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH.
Como resultado encontraron que la exposición a los contaminantes está asociada con la reducción del volumen de uno de los componentes de los ganglios basales. Sin embargo, las consecuencias que este cambio a nivel cerebral podría tener en el comportamiento de los niños y niñas no fueron totalmente identificadas; pero como se trata de una zona vinculada con procesos cognitivos y de comportamiento, que se reduzca seguramente incidirá en el neurodesarrollo de los niños.
¿Cómo afectan los problemas ambientales a los niños?
De acuerdo a la OMS, 3 millones de niños menores a 5 años muere cada año por causas y afecciones relacionadas con el ambiente. Por ejemplo, 1,6 millones de niños por año mueren a causa de diarreas debido al agua contaminada y a un saneamiento deficiente; y, casi un millón más muere por infecciones respiratorias a causa de la contaminación del aire en locales cerrados por el uso de combustibles de biomasa.
Desde incluso antes de nacer, la exposición a estos peligros ya comienza para los bebés y sus mamás. "El plomo en el aire, el mercurio en los alimentos, así como otras sustancias químicas, pueden tener efectos a largo plazo, a menudo irreversibles, como infertilidad, abortos espontáneos y defectos de nacimiento. La exposición de las mujeres a plaguicidas, disolventes y contaminantes orgánicos persistentes pueden afectar a la salud del feto. Además, aunque se reconocen los beneficios generales de la lactancia natural, la salud del recién nacido puede verse afectada por la presencia de altos niveles de contaminantes en la leche materna", señala al respecto la OMS.
Además, al crecer, la contaminación también aumenta el riesgo de padecer cardiopatías, accidentes vasculares cerebrales o cáncer. A su vez, el aumento de las temperaturas y los niveles de dióxido de carbono favorecen la producción de polen y se relacionan con un incremento situado de más del 11% de casos de asma entre los menores de cinco años.
Por eso, si los países del mundo realmente se plantean el objetivo de lograr un Desarrollo Sostenible, deben tener en cuenta sin duda alguna la sustentabilidad social, para garantizar que todas las sociedades del mundo, en especial las más vulnerables, no se vean perjudicadas con ningún plan de crecimiento económico que las excluya o perjudique indirectamente su salud.