La lectura siempre ha sido una actividad limitada a pocas personas, desde la época en la que la educación estaba reducida a grupos pequeños y privilegiados, hasta ahora, una época de gratificación inmediata en la que no son muchos los que tienen la paciencia para sentarse a leer.
Es comprensible, hasta cierto punto. Leer es un proceso lento, que requiere paciencia y la capacidad de aceptar que la gratificación no tiene por qué ser instantánea, sino que se puede estirar a lo largo de un lapso mediano o largo de tiempo. Estas son cualidades para las que muchos no están adecuados, sin importar la época o el año.
Sin embargo, muchos han defendido los beneficios de la lectura durante años, y ahora un estudio ha demostrado científicamente lo que muchos sospechaban desde hace siglos. El estudio fue realizado por Joanna Sikora, de la Universidad de Canberrav (Australia), junto con M.D.R. Evans y Jonathan Kelley de la Universidad de Nevada (Estados Unidos) ,y publicado en la revista Social Science Research.
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El estudio ofrece evidencia del impacto en el desarrollo personal de crecer rodeado de libros.
Se analizó la información de 160 mil personas de entre 25 y 65 años, en 31 países distintos. El eje del estudio fue la pregunta: ¿Cuántos libros recordaban que había en su hogar cuando tenían 16 años?
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Tan variadas fueron las respuestas como se esperaba. El máximo de los países estudiados fue Noruega, donde una persona crece rodeada aproximadamente de 212 libros, y el mínimo en Turquía, donde se crece rodeado de alrededor de 115 libros.
En el estudio también se analizaron tres aspectos específicos sobre los participantes: la alfabetización general de la persona, su conocimiento y comprensión de la aritmética, y su capacidad para comunicarse y entender la información.
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Los resultados fueron los siguientes: una persona de 9 años de escolarización que crece rodeada de libros y que cultiva el hábito de leer puede tener los mismos niveles de alfabetización y conocimientos que una persona que cursó estudios universitarios pero que siempre ha vivido lejos de los libros.
El estudio también reveló que la cantidad de libros con los que uno se cría no es tan importante como la calidad del aprendizaje que se obtiene de ellos, y concluyó que lo verdaderamente trascendental es estar en contacto continuo con los libros, mantener el interés vivo y experimentarlos con frecuencia.
y tu, ¿creciste rodeado de libros en tu casa?
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