El 11 de febrero de 1990 el líder sudafricano Nelson Mandela dejó la cárcel tras 27 años de encierro. La reclusión fue terrible, con maltratos, aislamiento y dolor. De esos 27, 18 períodos consecutivos fueron en la prisión de la Isla de Robben, 18 años en una celda diminuta, con una pequeñísima ventana, sin siquiera un colchón. Alguna visita muy esporádica, ya que les avisaban a los amigos y familiares con muy poca anticipación y casi nadie podía viajar. Luego pasó por otras dos cárceles.
No había rutina, ni horarios, ni actividades más que ir a una cantera a picar piedra. Según cuenta John Maxwell, el prestigioso referente de liderazgo y autor de cien libros, cuando conoció la cárcel donde estuvo Mandela, nada parecía imposible, ni lo fue, para el que se convirtió en un líder de la libertad de Sudáfrica, ya que “En medio de una cueva que se usaba como letrina, Mandela reunió a sus cinco o seis activistas. El lugar tenía tal olor que los guardias ni se acercaban; por eso pudieron reunirse durante años.”
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“Yo era un joven agresivo y arrogante. Mis 27 años de cárcel me hicieron comprender lo importante que es la tolerancia. Que no hay tiempo para la amargura, sino para la acción. El aislamiento en el calabozo es el lugar idóneo para conocerte a ti mismo. Me da la oportunidad de meditar y evolucionar espiritualmente”, escribió en una carta a su mujer Winnie, desde la última celda donde estuvo detenido.
La experiencia extrema de Nelson Mandela contrasta con este tiempo de aislamiento social provocado por el coronavirus, una pandemia mundial que afecta a todos los países del globo y que tiene sumidos en la incertidumbre a casi 7700 millones de personas, la población mundial total.
Auto conocerse, aceptar lo que no se puede cambiar, y actuar en tu actitud interna
Planeta Tierra, abril, 2020. ¿Qué podemos aprender en momentos de aislamiento o de encierro? Sin dudas, esta crisis global puede ser enfocada desde dos perspectivas, que coinciden con los impulsos primitivos reptilianos de huida o afrontamiento. La primera opción está siendo ensayada por todo tipo de personas alrededor del mundo que violan las reglas de sanidad y de cooperación humana en esta crisis, según han indicado las autoridades.
La segunda es la salida más apropiada, ya que nos abre la inmensa oportunidad de conocernos, fortalecernos por dentro, y fomentar valores como la paciencia, la virtud, el aprendizaje continuo; la convivencia y la armonía interior para estar en equilibrio con los demás y con el planeta.
La monja María Teresa de los Ángeles es una de las carmelitas descalzas en Cádiz, España, quien por este tiempo ha compartido algunos consejos desde su perspectiva y experiencia para atravesar de la mejor forma posible el confinamiento. Para lograrlo nos sugiere:
1. Tener actitud de libertad. “Es verdad que las autoridades nos han indicado y hasta obligado a estar en casa; pero la libertad interna consiste en no resistir lo inevitable, sabiendo que es por un bien superior. Es distinto sentirse ‘encerrado’ en casa, que optar por permanecer dentro libremente, haciendo lo mejor posible".
Conectarse con uno. El interior, el Ser, que la monja define como corazón, es el espacio más amplio para expandirnos. “Dale lugar a tu creatividad, inspiraciones, encuentra belleza en la situación más oscura; y cuando llegues bien profundo lo más probable es que no quieras salir de allí.”
2. Focalízate en la paz interior. Asegura que no hace falta mucho para estar entretenido cuando estás confinado. Sin embargo, necesitas templar tus pensamientos, para no dejarte llevar por el miedo, la tristeza o la apatía. “Inclínate hacia todo aquello que te da paz y alegría.”
3. Sé paciente. "Acepta y respeta las opiniones y sentimientos de los demás. Quítales importancia a las diferencias y potencia las cosas que unifican. El único terreno que realmente te pertenece era tú mismo: tus pensamientos, palabras y emociones, más que controlar, contrólate y desdramatiza.”
4. Lleva un horario. “Nada podrá crearte una sensación tan grande de hastío como matar las horas. Descanso y ocupación no son antagónicos; aprovecha para descansar haciendo actividades que te relajen o que estimulen un buen ánimo. Matar el tiempo es matar la vida".
5. Apuesta a la curiosidad. "Si te gusta la música, busca nuevos artistas y géneros. Si en el futuro quieres viajar piensa en algún país que quieras conocer y aprende sobre su cultura y tradiciones. Tenemos Internet para eso".
6. Consume pocas información que no te ayude. No sólo implica restringir las noticias, sino también qué tipo de películas vemos, conversaciones que mantenemos, e incluso lo que posteas y ves en redes sociales. “Hay que ser selectivos con lo que recibimos desde afuera para evitar entrar en círculos viciosos que nos atrapen en la desesperación. Un buen remedio para canalizar la energía y relajarnos es bailar. Poned buena música y ríanse un rato bailando.”
7. No estamos solos. "El amor y cariño de tu gente siguen ahí aunque el contacto físico se haya distanciado. Deja que el diálogo haga crecer la confianza y las confidencias construyan complicidad. Escucha a los demás hasta que terminen y cuenta lo que siempre has querido contar."
8. Practica el silencio. "Nos cansamos del aceleramiento que tenemos encima. Aprovechemos esta oportunidad para reflexionar, pensar, meditar para discernir si estamos poniendo el acento en las cosas que importan".
Casi un año aislado en una estación espacial
Una experiencia de aislamiento y separación de su entorno habitual la vivió también el ex astronauta de la NASA Scott Kelly, que estuvo 340 días en una Estación Espacial. En una columna que publicó The New York Times, brindó algunos consejos para afrontar mejor el aislamiento social:
1. Sigue una rutina y haz pausas. Coincidiendo con la monja, reveló: “En la estación espacial todo mi tiempo estaba agendado, desde el momento en que despertaba hasta la hora de ir a dormir. A veces eso incluía una caminata espacial que podía durar hasta ocho horas; en otras ocasiones, se trataba de una tarea de cinco minutos, como echar un vistazo a las flores experimentales que estaba cultivando en el espacio. Tomaba pausas de manera deliberada porque sabía que estaría ahí durante un largo periodo. Recomiendo que hagas actividades entretenidas, de disfrute, además de tu trabajo.”
2. Muévete y ten un pasatiempo. Al baile que propone la hermana María Teresa, Kelly agrega que no es conveniente que te quedes en un solo lugar, por ejemplo, la cama. “No necesitas ejercitarte dos horas y media al día, como lo hacen los astronautas en la estación espacial, pero moverte durante el día debe ser parte de tu horario de cuarentena.” También recomienda que encuentres una actividad de escape que no sea el trabajo; por ejemplo, leer -especialmente libros en papel, así no hay ninguna ventana electrónica que te pueda distraer-, meditar, tomar un curso en línea, hacer gimnasia, tocar un instrumento te van a ayudar.
Escribe un diario y no pierdas la conexión con los demás. Uno de los descubrimientos que ha hecho la NASA sobre los efectos del aislamiento en humanos, fue lo valioso que encuentran las personas el escribir un diario donde reflejen todo lo que van haciendo y sintiendo.
“A lo largo de mi misión de un año, me tomé el tiempo de escribir sobre mis experiencias casi todos los días. Si te das cuenta de que solo estás registrando los sucesos de todos los días (que, en este contexto, quizá sean repetitivos), mejor intenta describir lo que estás experimentando a través de tus cinco sentidos o escribe sobre tus recuerdos”.
Y sobre el mantenerse en contacto, agrega: “A los científicos les parece que el aislamiento es dañino no solo para nuestra salud mental, sino también para nuestra salud física, especialmente para nuestro sistema inmune. La tecnología hace que sea más fácil que nunca mantenerse en contacto, así que vale la pena apartar tiempo para conectarse con alguien todos los días. Podría ayudarte a combatir los virus”.
Convierte el aislamiento en un tiempo provechoso
Definitivamente, si lo sabes aprovechar y encontrar el sentido oculto detrás del coronavirus, podrás descubrirte de maneras diferentes. El mundo se ha transformado para siempre, y las personas que estén listas para esta “refundación” humana serán aquellas que hayan aprovechado este tiempo no sólo para aprender de sus familias, amigos, trabajos a distancia; sino, sobre todo, de sí mismas.
El conocerte te trae una recompensa inmensa: la libertad de saber quien eres y para qué estás aquí viviendo esta experiencia humana.