¿Imaginas que los murales y edificios puedan contribuir con la descontaminación del ambiente? Gracias a las pinturas fotocatalíticas, que cumplen la misma función que un árbol adulto, esto es posible.
A diferencia de las tradicionales, este tipo de pintura ecológica absorbe el dióxido de carbono (CO2) del aire. Además, es libre de petróleo y plástico, dos sustancias extremadamente contaminantes para el planeta. En cambio, está creada a base de materiales fotocatalíticos, descubiertos en 1967 en Japón.
Al igual que los organismos fotosintéticos (que transforman el dióxido de carbono en oxígeno y materia orgánica), estos materiales en la pintura absorben algunos contaminantes atmosféricos gracias a un proceso químico activado por la energía solar.
Según la asociación AIRE, un proyecto que busca combatir la contaminación atmosférica a través del arte urbano, estos revestimientos son completamente atóxicos: no solo eliminan la contaminación (con una capacidad del 91%), sino que previenen la aparición de moho o musgo, evitan la suciedad y actúan como desinfectantes.
Si bien en algunas ciudades se está comenzando a implementar el uso de estas pinturas en casas y edificios, muchísimos artistas están tomando conciencia ecológica y creando murales con este tipo de pinturas.
En la ciudad de Buenos Aires, Argentina, específicamente en el barrio de Palermo, el artista urbano Monk ya implementó esta pintura en el arte. A principios de este año, pintó un mural basado en una de las principales causas de las marcas cruelty free: el fin del testeo en animales. Según la organización Cruelty Free International, más de 100 millones de animales son utilizados en experimentación y testeo cada año.
Para la creación de este mural, se utilizaron alrededor de 3 potes de pintura de 15 litros, lo que eliminaría más de 10 kg de CO2 por año.
Además, en la misma ciudad, la artista cordobesa Jochi Camara realizó otra obra, esta vez inspirada en los incendios del Amazonas, promoviendo la protección de la selva y la fauna.
En Bogotá, Colombia, las paredes también se llenaron de arte sustentable gracias al mural de la artista Melissa Ángel. Una ciudad como Bogotá produce más de 16 toneladas de dióxido de carbono al año, y la pintura utilizada por Melissa absorberá lo que emiten casi 3000 autos.