Holanda siempre ha estado en los rankings mundiales en cuanto a calidad de vida, por eso, no es de extrañar que, según una encuesta realizada recientemente, sus adolescentes hayan sido calificados como los más felices del mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó este estudio dedicado a identificar las conductas saludables de los jóvenes escolarizados en 48 países, siendo Holanda el más destacado. El estudio consistió de realizar unas 90 preguntas a unos 7.000 adolescentes para determinar su nivel de felicidad. Pero, ¿que costumbres practican los holandeses que los hacen los adolescentes más felices del mundo?
Según Simone de Roos, “Los niños holandeses tienen en general interacciones positivas en todos sus ambientes sociales. Tienen un ambiente de apoyo en sus casas, entre sus amigos y también en la escuela”.
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Según de Roos, los padres holandeses brindan un apoyo incondicional a los jóvenes desde muy temprana edad, generando un clima igualitario que también se ve en la escuela, donde los maestros no son autoritarios, por el contrario, los sentimientos de los alumnos son aceptados como válidos.
Otros factores que valdría la pena señalar son que, en Holanda, los niños desayunan todos los días y miran televisión por más de dos horas. Holanda también se encuentra entre los cinco países con menos sobrepeso y donde la menor cantidad de adolescentes inician su vida sexual antes de los 15. También se destaca la falta de acoso escolar.
Este estudio es compatible con otro realizado anteriormente en Holanda, en el que se le preguntó a más de 4.000 jóvenes de entre 12 y 25 por su nivel de felicidad, y el promedio global fue de 8,4 sobre 10.
Ruut Veenhoven, directora de la Base de Datos Mundial sobre Felicidad afirma que el estado general del país también ayuda mucha. “En los Países Bajos hay poco desempleo, relativamente escasa desigualdad social y una economía saludable”.
Otro factor importante es que son más tolerantes y tienen más tendencia a desarrollar autonomía que obediencia. De esta forma, los padres dejan a sus hijos hagan lo que desean de manera saludable, desarrollen ideas y habilidades por sí mismos sin sentir la constante presión por ser “buenos”.
Los temas como el bullying son muy pocos relevantes en las escuelas holandesas, según Dani Karremans, adolescente de 16 años, “Si comparo las cosas con otros países y en especial otras escuelas, se escucha que la gente sufre bullying, a veces serio. Acá uno no ve eso. Si alguien trata de hacerme bullying, lo ignoro. Tengo mis propios amigos con los que me llevo bien. No tengo una 'imagen social', ni creo que le tenga que caer bien a todo el mundo”. También aseguró que usa las redes sociales mucho menos que su padre.
Sin duda alguna no estaría de más considerar estos factores en nuestras vidas y ambientes para determinar qué tan felices pueden ser los adolescentes y niños cercanos a nosotros.
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