En Buenas Manos, integrada por 130 personas en su mayoría con discapacidad, ha sido desde 2011 un ejemplo para inspirar a las empresas a contratar personas con discapacidad para agregar valor en sus organizaciones. El propósito de la organización es generar un cambio de mirada respecto de la empleabilidad de personas con discapacidad.
Algunos de los servicios que se realizan incluyen cafetería, catering, eventos, distribución de bandejas de fruta gourmet, ensaladas, servicios de masajes, digitalización y manicuria, en su mayoría realizados en las oficinas o plantas de trabajo.
La pandemia y el home office de las empresas clientes afectó duramente nuestros servicios. Fueron días difíciles, no teníamos claridad del huracán que nos ataca ni de cuán profundamente afectaría a la organización y a las familias que dependen de ella. En una semana, pausaron el servicio 245 de los 250 clientes institucionales. No entendíamos cómo organizar esta situación de crisis que afectaba uno de nuestros principios fundamentales: la sustentabilidad.
Para no paralizarnos, decidimos reorganizarnos, sin bajar los brazos. Contemplando la situación de los equipos, armamos dos grupos de trabajo.
El primero fue un equipo de contención que organizó el fondo colectivo de solidaridad en el que repensamos como distribuir los ingresos de las cobranzas pendientes de servicios ya brindados, de modo de dar oxígeno por dos meses a los asociados, especialmente a las personas en situación de vulnerabilidad.
El segundo, un equipo de desarrollo de nuevas iniciativas, con un doble propósito: generar ingresos; y a la vez mostrar que las personas con discapacidad también se suman como agente activo de lucha contra el virus.
Entre los servicios, destacó la sanitización de oficinas y plantas industriales brindada por el equipo de personas sordas, que realiza la higienización y desinfección de zonas de gran rotación de personal y riesgo de contagio. También se diseñaron con arquitectos soluciones para el acceso a lugares de trabajo como ser cabinas de desinfección para individuos, pórticos de desinfección para vehículos y estaciones de control sanitario que incluyen alcohol en gel, oxímetro, termómetro infrarrojo y barbijos.
Estamos trabajando a su vez, en el armado de un taller textil de confección de barbijos descartables y reutilizables que nos permitirá alcanzar un total de 60.000 unidades mensuales.
El equipo de masajistas, personas ciegas, también se ajustó a la nueva realidad, desarrollando una propuesta de pausas activas y relajación a través por streaming, como también se esta evaluando el armado de un call center para dar soporte a organizaciones y personas en necesidad.
Aún estamos en el ojo del huracán, y reina la incertidumbre sobre la conclusión de la situación de pandemia. Pero sí tenemos en claro que la supervivencia de En Buenas Manos y su misión de inclusión social depende de nuestra propia capacidad de reinvención.
Es una propuesta donde todos ganamos: colaboramos con nuestros clientes para que sus empleados estén más seguros; mientras cumplimos con nuestra misión y mostramos que las personas con discapacidad no solo tienen capacidad de lucha contra los prejuicios sociales, sino también contra el virus. De esta forma, construimos una sociedad más segura e inclusiva.