Nunca la cooperación fue tan esencial como hoy. Cooperación entre países para contener el virus y desarrollar la vacuna. Cooperación entre conciudadanos para evitar contagios y cuidar de nuestras comunidades. Cooperación entre compañeros de labores para adaptarnos a las realidades hogareñas que conviven con el trabajo de cada persona.
¿Cuánta de esa cooperación ha sido basada en la confianza y cuanta en el miedo o la coerción? No tengo información pero probablemente hay un poco de todo siendo lo ideal que fuera basada en la confianza en el otro.
Gran desafío y ejercicio para el mundo cooperar basándose en la confianza dado que en momentos pre pandemia específicamente en Latinoamérica los índices de confianza en el otro rondaban entre el 6% al 22% mientras que en los países nórdicos y Australia estos llegaban al 60%.
Ejercicio extremo en un mundo donde los índices de confianza pre pandemia en los gobiernos promediaban bajo el 40% estos son ahora los que nos dictan las normas sociales y de trabajo además de vigilar su cumplimiento recordándonos al “Gran Hermano” del libro “1984”. Difícil en un mundo donde conocemos cada vez menos a nuestros vecinos y ahora nos vimos obligados en muchas ocasiones a hacerlo.
Creo que estos mismos índices de desconfianza son los que después vemos reflejados en disputas entre líderes internacionales, entre políticos nacionales y entre grupos de persona a favor o en contra de distintas medidas. No confiamos que el otro está haciendo su mejor esfuerzo, desconfiamos de las decisiones del otro y creemos que existen intenciones ocultas en todo lo que se hace.
Si algo ha demostrado esta pandemia es que el mundo está interconectado, las personas y bienes se mueven, las fronteras sirven para gobernar pero lo cierto es que cada vez más es claro como lo que sucede en un lugar afecta a otro. Que haya cada vez menos bosques en Amazonas o el avance de los desiertos afecta las lluvias y temperaturas en el mundo, que se enferme una persona en un lugar lejano puede hacer que llegue la enfermedad llegue a mi puerta en cosa de días. Creo que hemos aprendido que no nos gusta el encierro, ni en nuestras casas, municipios o países. También aprendimos que no podemos encerrarnos, no hay país o comunidad 100% autosuficiente y dependemos de otros para vivir.
Tomemos esta experiencia como un gran ensayo o puesta en práctica ante los desafíos ecológicos y humanitarios que nos enfrentaremos. Es una forma del planeta de aclararnos que el futuro necesitará de mayor cooperación entre humanos y de los humanos con la naturaleza y que en mi diagnóstico para lograr esto será necesario aumentar la cooperación basada en la confianza para que sea sustentable.
¿Y cómo hacemos para aumentar la confianza y cooperar? No soy experto pero creo tener algunas recomendaciones que pueden ayudarnos:
Conocer al otro: la única manera de conocer al otro es compartir conversaciones y actividades. Y no me refiero a tener a una persona de “amigo” en alguna red social y ver sus fotos. Me refiero a generar conversaciones donde intercambiamos opiniones, anécdotas, etc. Me refiero a tener actividades conjuntas sin importar si es hacer el jardín, la limpieza, cocinar, plantar un árbol, etc. ¿Qué pasaría si políticos, personas de distintas religiones o razas compartieran más espacios y conversaciones fuera del ámbito reducido en el que normalmente se dan? ¿No aumentaría la confianza en el otro si lo conocemos un poco más en profundidad y diferentes contextos? ¿Qué pasa si aplicamos esto mismo que con humanos pero con la naturaleza y dedicamos más tiempo a conocerla?
Empatizar con el otro: Una vez que comenzamos a conocer podemos empatizar y entender de mejor manera la perspectiva desde la cual ve el otro. Si ejercitamos de manera recurrente el ponernos en los pies del otro probablemente podemos entender mejor de donde vienen sus pensamientos y acciones. Con el entendimiento puede venir la construcción de acuerdos que es un siguiente paso.
Construcción de acuerdos y acciones comunes: Normalmente en una lógica competitiva lo que se busca es resaltar las diferencias de uno con el otro para que se establezca como norma lo que uno piensa. La invitación es a hacer más recurrentemente el camino inverso. Es decir intentar construir desde los puntos comunes de acuerdo. Exponer cada parte los principales lineamientos y comenzar a resaltar los que nos unen. Normalmente uno se sorprenderá que estas visiones comunes superan las esperadas y que ayudan a construir propósitos y por ende acciones comunes cerrando un círculo virtuoso donde a través de esas acciones podremos conocer más aún al otro.
El mundo necesitará cada vez mayor cooperación, la pobreza o falta de condiciones para vivir en un país genera migración hacia otro, la ecología no conoce de fronteras políticas, hay tantos otros ejemplos que se podrían mencionar pero lo cierto es que el planeta ya no parece ser un lugar tan grande como hace cientos de años. Estamos en una casa común que se ha estado consumiendo peligrosamente y donde las condiciones de vida de algunos son muy inferiores a otros.