La temática del cuidado del medioambiente se está volviendo cada vez más popular y no es en vano. Desde la época de la industrialización la humanidad ha cambiado muchísimo sus comportamientos y hábitos llevándonos al estilo de vida actual que es prácticamente desechable. Y no le quito practicidad a esto, sin embargo, debemos internalizar la realidad. Nada es en serio desechable. Nuestro planeta está sufriendo porque estamos ‘botando’ todo sin darnos cuenta que dejemos de verlo no quiere decir que haya dejado de existir.
Mi objetivo no es hacerte sentir culpable, de hecho, quiero que te vuelvas consciente de tu consumo. De la mano de la consciencia viene la responsabilidad y la información. Así que en esta entrega te brindaré unas estrategias breves y fáciles de aplicar para que tu vida sea más ecológica.
- 1. Analiza tus opciones
Tendemos a comprar productos que son ‘bbb’ bueno, bonito y barato. Pero esto va de la mano la gran mayoría de veces con empaques o materiales que son dañinos para el medio ambiente. Te pongo un ejemplo, comprar lechuga entera vs. lechuga lista para hacer una ensalada. La primera opción requiere que invirtamos más tiempo. La segunda opción es más práctica y barata. La clave aquí es preguntarse: ¿Este material es reciclable o reusable?, ¿Qué implica que esté empacado previamente?, ¿La diferencia de costo es significativa?
La respuesta a la primera pregunta el 90% del tiempo es no, a la segunda químicos y perservantes y a la tercera tiende a ser negativa también. Por ende, ese tiempito extra que te tomará lavar y cortar la lechuga, lo inviertes en cuidarte a ti y al planeta.
Estas mismas preguntas las puedes aplicar a cualquier tipo de producto que desees adquirir, en el caso de la ropa en vez de empaque, analiza la etiqueta y súplelo por materiales: ¿Qué implica que esté hecho de polyester? -que por si no lo sabes es un derivado del petróleo, por ende, es plástico textil muy difícil de reciclar-
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- 2. Pregúntate
Este punto tal vez no lo has contemplado aún y tiene un impacto sumamente grande. La pregunta es: ¿Lo quiero o lo necesito? Recuerda la última vez que compraste algo porque creías necesitarlo, ¿Con cuánta frecuencia lo utilizas? A veces las emociones nos juegan sucio y nos hacen creer que necesitamos algo, cuando en realidad sólo lo queremos ya que nos gustó. Esa es la historia de muchas de nuestras pertenencias.
El impacto ambiental de este tipo de pensamiento es que compramos y desechamos, a eso súmale el desperdicio del paquete o envoltura. Otro problema es que comenzamos a acumular cosas, lo que a fin de cuentas consume nuestra energía, tiempo y recursos.
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- 3. Aprende a decir no
Varias veces terminamos con cosas que no son necesarias o que podemos evitar. Te doy un ejemplo bastante frecuente, las bolsas plásticas. Se que lo primero que se te viene a la mente puede ser reciclar, pero vamos un paso más atrás. Esa siempre debe ser la última opción porque no todo lo que creemos que se puede reciclar se recicla y no siempre las plantas de reciclaje locales están en la capacidad de realizarlo.
Puedes llevar tu propia bolsa, puedes evitarla al guardando en tu bolso, llevándolo a la mano o pidiendo una bolsa de papel. Esto aplica también con las cosas gratis, como por ejemplo en esta época de pandemia la cantidad de tapabocas-mascarillas que son promociones, ya tenemos para coleccionar. La próxima sólo di no, muchas gracias.
Con estos 3 sencillos pasos, analizar tus opciones, preguntarte y decir no, lograrás disminuir tu huella de carbono significativamente y el mundo te lo agradecerá eternamente. Si quieres conocer más sobre formas de vivir más en armonía con el medioambiente, entre otras temáticas te recomiendo visitar mi página web.