Por Daniel Colombo
Es una realidad: con el ciclo de noticias las 24 horas todos los días y el acceso a Internet al alcance de nuestra mano, es fácil que los acontecimientos nos pillen desprevenidos.
Si bien no podemos controlar lo que ocurre en entornos ajenos a los nuestros o en otras partes del mundo, sí podemos tomar medidas para mantenernos resilientes y fortalecidos lo mejor posible.
La resiliencia es un recurso que tenemos los seres humanos, y abarca una serie de habilidades diferentes que nos permiten hacer frente a los altibajos y desafíos de la vida.
Entonces, es posible que no puedas evitar que ocurran cosas negativas, pero lo que sí puedes hacer es prepararte para sobrellevar las malas noticias cuando se presenten.
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15 formas de no amargarte la vida con las noticias
Si quieres aprender a no amargarte sin necesidad, y menos aún, con los recortes de la realidad que vemos en los medios y redes y la preocupación innecesaria que tú permites que te generen en tu mente, aquí tienes estas quince formas prácticas:
- 1 - No te detengas en las malas noticias: restríngelas al máximo
Si ha ocurrido algo trágico, dedica unos minutos a reflexionar sobre lo que has aprendido de ello. Es inevitable que aparezcan emociones dolorosas, si bien no siempre necesitamos sentarnos sobre esa emoción para sufrir más, a propósito.
Hace décadas, en uno de los entrenamientos de mi profesión como coach ejecutivo, aprendí que no somos responsables por los mensajes que nos llegan; aunque sí somos totalmente responsables por lo que permitimos que hagan esos mensajes dentro de la mente.
Cuando ocurre algo trágico, la sugerencia es que vivas las emociones, no las reprimas, y a la vez, que pongas las situaciones en contexto, y ver qué puedes aprender de ello.
En el caso de que sea una noticia negativa que te afecta directamente, por ejemplo, cuando muere un ser querido, es posible sentirlo con toda la intensidad que surja. A la vez, aprender algo sobre ti mismo pensando en cómo influyó en tu vida. También, utilizar ese tributo interno que harás para proyectarlo hacia el futuro, por ejemplo, cómo puedes ser una mejor persona para los demás que vienen detrás.
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- 2 - Aprende de las buenas noticias
Las malas noticias suelen acaparar toda la atención, pero también deberíamos estar atentos a las buenas noticias. Puede que sean un poco más sutiles que las malas noticias, porque los medios de comunicación y las redes sociales tienden a hacer más foco en lo negativo del mundo.
La proporción en la prensa es de aproximadamente un 75% de noticias negativas y un 25% de positivas.
Frente a esa realidad, que no depende de ti, ten discernimiento y pensamiento crítico: esto es algo que sólo puedes hacer tú y nadie más que tú.
Por lo tanto, si ha ocurrido algo bueno, enfócate en prestar atención. De todo lo malo del mundo te enterarás de todas formas; y la información te llegará. No se trata de permanecer desinformados, sino de no sufrir por cosas sobre las que no tienes ningún tipo de control.
Las buenas noticias funcionan como elemento compensador emocional porque nos recuerdan que en la vida no todo es una tragedia.
Puedes seguir cuentas en las redes sociales y portales de noticias contributivas, en vez de dejarte invadir por la negatividad imperante; sin que esto signifique que vivas en una burbuja.
- 3 – Elimina al máximo el consumo de noticias
Sin apartarte ni aislarte, una forma de no amargarte la vida es restringir al máximo el consumo de noticias, si es que te afectan.
Al hacerlo estarás limpiando tu mente de aspectos negativos sobre los que -por lo general- no tienes ningún tipo de control.
Esos patrones de negatividad se manifiestan luego, sin darte cuenta, en forma de críticas, juicios, ironía, mal humor u opiniones que haces sobre la única base de lo que alguien dijo o lo que escuchaste por ahí. Aunque quizás pocas personas se dan el tiempo de investigar realmente: creen en lo que dicen en los medios, e incluso le das credibilidad a personas que, supuestamente, saben más que tú.
La sugerencia aquí es que tengas discernimiento: analiza, investiga y fórmate tu propia opinión.
- 4 – Empieza por las buenas noticias en tu mundo
Hay un ámbito donde sí tienes toda la influencia, y es tu vida, tu familia, amigos, trabajo y relaciones.
Si te enfocas en crear mayor bienestar, plenitud y serenidad en estos espacios, muy pronto empezarás a balancear la carga no tan positiva que se presenta en el mundo en general.
Por ejemplo, muchas personas viven afligidas por una guerra que está a miles de kilómetros de distancia -lo cual es excelente-, aunque no registran ni resuelven la guerra que tienen con su pareja o con la familia. ¿Qué tal empezar a pacificar el entorno más directo, y luego, proyectar esa misma forma de solucionar las cosas hacia todos los entornos?
Una práctica para probar es la de proyectar un pensamiento de equilibrio y paz ante cualquier disturbio que puedas presenciar, propio o ajeno. Este simple acto, que nace de un proceso complejo en el cerebro y la mente llamado “pensar” en vez de reaccionar en automático, provoca un impacto significativo, por más que no lo veas al instante.
- 5 - Encuentra formas de desestresarte
Cuando las cosas van mal se multiplican las chances de estrés; y cuando esto sucede es más probable que tomes malas decisiones.
Las hormonas del estrés (especialmente el cortisol) inundan tu cerebro, y esto puede que actúes sin pensar, impulsivamente y consumir demasiado de todo, inclusive de caer en alguna adicción.
Para tomar decisiones correctas y bien informadas, es necesario calmarse un poco, pensar y reflexionar.
Cuando estás con un pico de ansiedad por algo, el ejercicio es una buena manera de desestresarte. Correr o nadar son buenos ejemplos de actividades físicas que te calman. Si estás estresado por el trabajo o los estudios, también puedes probar algo tan sencillo como tomarte un descanso de tu rutina.
Las prácticas regulares de yoga, caminatas en la naturaleza, ejercicio físico, meditación y mindfulness han demostrado ser apropiadas para reducir los niveles de cortisol en el organismo, y aliviar el estrés.
- 6 – Lo negativo del mundo significa que algo está cambiando
Aunque no lo parezca, cuando se manifiesta una polaridad de excesiva negatividad simultánea en muchos aspectos del mundo en el que vivimos, como caídas en los mercados, desastres naturales, pandemia, y cancelaciones masivas de empleos, por ejemplo, es que hay un movimiento invisible debajo que está queriendo emerger.
Puedes creer o no en este punto; lo que sí es seguro es que ya nada volverá a ser igual. Te aseguro que somos millones de personas abogando por un mundo con mayor equilibrio.
Las situaciones de incertidumbre y la incomodidad del cambio pueden ser las que te impulsen a tomar consciencia de todo lo bueno y contributivo que ya tienes en tu vida, y querer expandirlo.
Entonces no ser trata solamente de eliminar lo malo, sino de hacer más acciones positivas para compensarlas y hasta superarlas.
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- 7 - Tómate tiempo para ti
Ser resiliente significa ser capaz de apartar tiempo de tus obligaciones y deberes diarios. Esto puede parecer algo sencillo y evidente, pero en realidad es crucial para el bienestar de cualquier persona.
Marca en tu agenda “Un poco de tiempo para mí": es importante para mantener el equilibrio y la cordura.
Hay varias maneras de incorporar tiempo para ti en tu vida. Puedes apagar el teléfono, hacer pausas activas sin tecnología durante el trabajo -por ejemplo, dedicándote cinco minutos a respirar con los ojos cerrados-, y a dar un paseo al aire libre. También, leer algún material no académico, conectarte con un hobby que te relaje o estar con tus animales de compañía.
Esos instantes, sumados, valen mucho más que un arranque emocional por las malas noticias del mundo, porque estimularás a tu cerebro para generar más serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina, las hormonas del bienestar.
- 8 - No te tomes nada como algo personal
Hay personas que se toman todo a pecho, incluso cuando hay acontecimientos lejanos sobre los que no tienen ningún tipo de influencia.
Una técnica que te ayudará es preguntarte al instante: “¿Es este asunto algo que puedo resolver yo o tiene que ver directamente conmigo?” Si la respuesta es sí, actúa en consecuencia y soluciónalo. Si la respuesta es no, evita entregarle tu poder, empezando por tu mente.
- 9 – Empáticos sí, ecpáticos no
La ecpatía es un exceso de empatía; por ejemplo, cuando te involucras demasiado en los sentimientos de los demás, y eso te duele. Te mimetizas tanto en lo que le sucede a otros, que prácticamente fusionas tus sentimientos.
Aprende a disociar que lo que vive la otra persona le pertenece: no significa egoísmo ni indiferencia. Significa que una dosis apropiada de empatía te permitirá entender mejor y acompañar a las personas.
Si vives en un sobregiro permanente de este aspecto de la inteligencia emocional, lo único que lograrás es sumergirte en una espiral de negatividad, y no podrás ayudar asertivamente a los demás.
- 10 - Construye tu red de apoyo
Cuando ocurren cosas malas en el mundo, puede ser útil tener una red de apoyo de personas con las que puedas hablar. Ya sea un amigo, un miembro de la familia o un consejero profesional, encontrar a alguien con quien hablar cuando las cosas son difíciles es una buena forma de mantener los pies en la tierra.
No es necesario compartir la misma experiencia, porque lo que buscas es escucha y comprensión; por eso es útil tener a alguien con quien compadecerse y transmitir tus preocupaciones por los acontecimientos del mundo.
Por ejemplo, si estás pasando por una transición importante, como un cambio de carrera o de estructura familiar, es importante tener a alguien con quien puedas hablar cuando las cosas sean difíciles.
- 11 – Aprende a disociarte
“Primero cuida de ti, para poder cuidar de los demás.” Esta máxima del educador norteamericano John Roger nos enseña que difícilmente podamos servir de apoyo de los demás si estamos enredados en su mismo terremoto emocional.
La técnica de la disociación consiste en que puedas compartir lo que siente, sin necesidad de enredarte.
Para lograrlo, puedes utilizar distintas perspectivas de percepción, con tu imaginación creativa, para saber que tú eres tú, y la otra persona es otra. Y que, si te disocias (separas) un poco de la emoción reinante, podrás observar en perspectiva detalles que te permitirán acompañar con compasión y asertividad.
- 12 – Frente a lo malo del mundo, ten hábitos saludables
“La preocupación mental toma el poder en tu cabeza, y disminuye el poder de influencia, porque te colocas en una posición reactiva”, explica el escritor y especialista en liderazgo Stephen Covey.
Esto significa que para seguir viviendo necesitas ampliar tu círculo de influencia: la capacidad de influir positivamente sobre las situaciones, en vez de quedarte en la zona de preocupación excesiva. Actúa, muévete, observa qué te preocupa tanto y si eso te ayuda o limita a seguir adelante.
También te hará muy bien “hacer dieta” de noticias y de situaciones que no puedas tolerar. Di no, pon distancia asertivamente, haz ejercicio, mueve tu cuerpo para desplazar la energía que generó la preocupación.
La idea de mantener el cerebro y el cuerpo en forma no es sólo una forma de sentirse mejor: es lo más adecuado para estimular la función cognitiva neuronal para evitar deterioros en esa función vital.
- - Desarrolla una narrativa para el futuro
Una de las mejores maneras de protegerse de las malas noticias del mundo es desarrollar una "narrativa de futuro".
Se trata de visualizarte con tu mente creativa, creando una historia sobre dónde quieres estar y cuáles son tus objetivos para el futuro.
Aquí tienes seis preguntas para que las trabajes y respondas:
- ¿Por qué cosas estás agradecido/a en este momento? (escribe un mínimo de 5, por pequeñas que sean)
- ¿Qué aspecto tiene y cómo ves el éxito para ti?
- ¿Qué te gustaría lograr en la vida que considerarías “éxito”?
- ¿De qué forma te vas a sentir cuando ya lo hayas logrado?
- ¿Qué te impide lograrlo, hoy mismo? (Busca aspectos que dependan de ti, no de lo externo)
- ¿Cuál es la primera pequeña acción que vas a dar? (Ponla en un plan de acción, y hazlo, como sea. Empieza ahora.)
Estas son preguntas importantes que invito a hacerte. Cuando ocurre algo malo en el mundo, es fácil dejarse llevar por la emoción y olvidarse del panorama general.
Desarrollar una narrativa para el futuro te ayudará a mantener los pies en la tierra y tener más objetividad. También puede ayudarte a evitar que vuelvas a cometer los mismos errores en tu vida.
- 14 - No hagas suposiciones
Muchas personas se preocupan y angustian por cosas que no saben si son verdad: lo escuchan en la radio o la televisión, o leen en un portal de Internet, y ya lo creen.
Atención: tú tienes el poder de decidir qué te sirve, qué no y hasta dónde van a influenciarte en negativo esos acontecimientos.
Sé que es tentador, cuando las cosas van mal, hacer suposiciones sobre el futuro. Por ejemplo, puedes suponer que porque algo malo ha ocurrido en el pasado, volverá a pasar en el futuro. O puedes suponer lo difícil que será una determinada situación, o que serás incapaz de enfrentarte a ella.
Fíjate bien: son sólo suposiciones. No son realidades.
Una de las mejores maneras de protegerte de las malas noticias del mundo es dejar de lado todas las suposiciones. Como nada es seguro, todo es posible.
Las cosas malas sucederán, pero no puedes suponer que se repetirán o que serán tan difíciles como esperas, simplemente porque de esa forma sólo estarás fantaseándolas en la forma de un pensamiento catastrófico.
Observa esto: Se estima que el 90% de la población mundial piensa en negativo el 90% del tiempo; por eso les suceden cosas mayoritariamente negativas. A las personas que piensan en positivo también les suceden cosas negativas, con una gran diferencia: están mejor preparadas y equilibradas para afrontarlas. Han desarrollado herramientas y tienen técnicas que les permiten salir más rápidamente del mal de la terribilitis, practicando recursos como los que hoy te comparto aquí.
- 15 - No te quedes en el pasado
Es importante no vivir en el pasado, y enfocarte en el instante presente que, como siempre escuchas, es lo único que existe.
Ya sé que suele ser tentador quedarse en las malas noticias del mundo, pero es importante no hacerlo, o al menos, hacerlo en la proporción adecuada para que no te angustien si no dependen de ti.
En cambio, puedes entrenarte en centrarte en los aspectos más positivos de cada momento, por difícil que parezca, y desde allí, mirar hacia el futuro.
Pensar en el pasado es una forma segura de ser infeliz. No sólo te lleva permanentemente hacia atrás, diciéndote en tus pensamientos “todo tiempo pasado fue mejor”, sino que también es una forma de cerrar oportunidades para el futuro.
Vivir anclados en lo que pasó puede servir como un punto de referencia para proyectar un futuro mejor. Aprovéchalo como un aprendizaje dinámico: sientes algo negativo, le buscas la utilidad para crecer en algún aspecto, y actúas hacia adelante.
Te sugiero que utilices esas experiencias como palancas de crecimiento, en vez de frenos de restricción en tu vida.